Pasar al contenido principal

La crisis climática provoca un aumento de la violencia de género

Secuelas del huracán Iota en Providencia, Colombia.
Noticias ONU/Laura Quiñones
Secuelas del huracán Iota en Providencia, Colombia.
Cada aumento de 1°C de la temperatura global se asocia a un incremento del 4,7% de la violencia de pareja. En un escenario de calentamiento de 2°C, es probable que 40 millones de mujeres y niñas más sufran violencia de pareja cada año de aquí a 2090. Actualmente una de cada tres mujeres ha sufrido abusos físicos, sexuales o psicológicos a lo largo de su vida.

Si no se toman medidas urgentes, el cambio climático podría estar relacionado con uno de cada diez casos de violencia de pareja a finales de siglo.

Así lo advierte un nuevo informe de la Iniciativa Spotlight de la ONU, según el cual el cambio climático está intensificando las tensiones sociales y económicas que alimentan el aumento de la violencia contra las mujeres y las niñas.

El informe concluye que las condiciones meteorológicas extremas, los desplazamientos, la inseguridad alimentaria y la inestabilidad económica son factores clave que aumentan la prevalencia y la gravedad de la violencia de género.

Estos efectos son más graves en las comunidades frágiles, donde las mujeres ya se enfrentan a desigualdades arraigadas y son más vulnerables a las agresiones.

Según el estudio, cada aumento de 1°C de la temperatura global se asocia a un incremento del 4,7% de la violencia de pareja. En un escenario de calentamiento de 2°C, es probable que 40 millones de mujeres y niñas más sufran violencia de pareja cada año de aquí a 2090. En un escenario de 3,5°C, esa cifra se duplicaría con creces.

La Iniciativa Spotlight, una asociación mundial entre la Unión Europea y las Naciones Unidas, trabaja para eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas. Sus últimas conclusiones subrayan que las soluciones climáticas deben abordar los derechos, la seguridad y la justicia si quieren ser eficaces o sostenibles.

Carteles elaborados por niñas y niños de Ixtapaluca, Estado de México, alusivos a la erradicación de la violencia contra mujeres y niñas.
ONU/Eloísa Farrera
Carteles elaborados por niñas y niños de Ixtapaluca, Estado de México, alusivos a la erradicación de la violencia contra mujeres y niñas.

Una "pandemia en la sombra"

La violencia de género es ya una epidemia mundial, según el informe. Más de mil millones de mujeres, al menos una de cada tres, han sufrido abusos físicos, sexuales o psicológicos a lo largo de su vida. Es probable que estas cifras estén infravaloradas, ya que sólo alrededor del 7% de las supervivientes presentan una denuncia formal ante la policía o los servicios médicos.

La Iniciativa Spotlight identifica un patrón de aumento de la violencia tras las catástrofes climáticas.

Solo en 2023, 93,1 millones de personas se vieron afectadas por catástrofes meteorológicas y terremotos, mientras que se calcula que 423 millones de mujeres sufrieron violencia de pareja. A medida que las crisis climáticas sean más frecuentes y graves, se prevé que el riesgo de violencia aumente drásticamente.

Por ejemplo, un estudio destacado en el informe constató un aumento del 28% de los feminicidios durante las olas de calor.

Otras consecuencias son el aumento de los matrimonios infantiles, la trata de personas y la explotación sexual, especialmente tras los desplazamientos provocados por inundaciones, sequías o desertificación.

Una mujer y su hijo reman en su balsa improvisada en Sirajganj, Bangladesh.
© PMA/Mehedi Rahman
Una mujer y su hijo reman en su balsa improvisada en Sirajganj, Bangladesh.

Comunidades marginadas: acceso limitado a servicios, refugios y protección

La carga de esta crisis no se distribuye por igual. Las mujeres y niñas que viven en la pobreza, incluidas las pequeñas agricultoras y las que viven en asentamientos urbanos informales, se enfrentan a una mayor vulnerabilidad, según el informe.

Las mujeres indígenas, discapacitadas, ancianas o pertenecientes a la comunidad LGBTQ+ también corren riesgos añadidos, con un acceso limitado a servicios, refugios o protección.

En el África subsahariana, las proyecciones muestran que la violencia de pareja podría casi triplicarse, pasando de 48 millones de mujeres en 2015 a 140 millones en 2060 si las temperaturas aumentan 4°C.

Sin embargo, en un escenario que limite el calentamiento a 1,5ºC, la proporción de mujeres afectadas podría disminuir del 24% en 2015 al 14% en 2060.

El informe también llama la atención sobre las crecientes amenazas contra las defensoras de los derechos humanos medioambientales. Muchas sufren acoso, difamación, agresiones físicas o cosas peores por denunciar el uso destructivo de la tierra o las industrias extractivas.

En Guatemala, las mujeres que denunciaron talas ilegales fueron desalojadas por la fuerza y sus casas fueron incendiadas. En Filipinas, quienes se oponen a las explotaciones mineras han sufrido secuestros y violencia letal.

Una niña de cinco años hace un corazón con sus manos en la comunidad rural de Chajul, en Quiché Guatemala.
© UNICEF/Anderson Flores
Una niña de cinco años hace un corazón con sus manos en la comunidad rural de Chajul, en Quiché Guatemala.

Un llamamiento urgente para una política climática con enfoque de género

A pesar de la urgencia de esta cuestión, sólo el 0,04% de la ayuda al desarrollo relacionada con el clima se centra principalmente en la igualdad de género. El informe sostiene que esta brecha representa un fracaso crítico a la hora de reconocer cómo la violencia de género determina la resiliencia y la justicia climáticas.

La Iniciativa Spotlight pide que la prevención de la violencia de género se integre en todos los niveles de la política climática, desde las estrategias locales hasta los mecanismos internacionales de financiación.

Ejemplos de países como Haití, Vanuatu, Liberia y Mozambique han demostrado cómo pueden diseñarse programas que aborden la violencia y aumenten la resiliencia climática al mismo tiempo.

Por ejemplo, darles a las comadronas una nueva formación para que trabajen en el sector agrícola, cada vez más desarrollado e inteligente desde el punto de vista climático; garantizar que la respuesta a las catástrofes incluya servicios de atención a la violencia de género; y apoyar a las clínicas móviles en las zonas afectadas.

El informe subraya que una acción climática eficaz debe dar prioridad a la seguridad, la equidad y el liderazgo de mujeres y niñas.

Poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, concluye el informe, no es sólo un imperativo de derechos humanos, sino que es esencial para lograr un futuro justo, sostenible y resistente al cambio climático.