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Los refugiados que cruzan el Mediterráneo necesitan más protección

La agencia para los refugiados y la de migración advierten que, aunque el número de personas que cruzan el Mediterráneo desde el norte de África se ha reducido considerablemente en 2024, no se ha producido una mejora en el acceso a la protección para refugiados y solicitantes de asilo. 

El director de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Nueva York dijo este lunes ante el Consejo de Seguridad que, aunque el número de personas que cruzan el Mediterráneo desde el norte de África se ha reducido considerablemente este año, no se ha producido una mejora en el acceso a la protección a lo largo de las rutas clave para refugiados y solicitantes de asilo.

Sivanka Dhanapala señaló que, por el contrario, hay un nuevo aumento de los problemas relacionados con el acceso al territorio y al asilo.

Estos riesgos se ven agravados por los múltiples peligros asociados a los desplazamientos por las rutas terrestres en África hacia el Mediterráneo como la muerte, violencia de género, secuestro para exigir rescate, trata, robo y otros tipos de violencia física, según pone de manifiesto un informe conjunto de ACNUR, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Centro Mixto de Migración publicado este año.

Un segundo informe del ACNUR destacó las grandes lagunas en el acceso a la protección y la asistencia humanitaria a lo largo de las rutas, señaló Dhanapala.

El director indicó que el organismo está trabajando con sus socios para aplicar un enfoque basado en las rutas con el objetivo de mejorar el acceso a la protección a lo largo de las rutas clave. Esto también incluye reforzar el acceso a los servicios, así como a las oportunidades económicas, y aumentar las vías seguras, ordenadas y regulares.

1450 muertos o desaparecidos en 2024

Según ACNUR, entre enero y agosto de este año, más de 134.000 refugiados y migrantes partieron por mar desde el norte y el oeste de África hacia Europa, lo que supone un descenso del 24% respecto al año pasado.

Mientras que las llegadas a Italia disminuyeron, el número de personas desembarcadas en países norteafricanos aumentó ligeramente, con casi 33.000 personas desembarcadas en Túnez y más de 14.000 en Libia, indicó la directora.

Según el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM, a 17 de septiembre de 2024 se contabilizaban unas 1450 personas muertas o desaparecidas en el Mediterráneo. Esta cifra representa un descenso del 44%, en comparación con las 2609 personas del mismo periodo del año pasado.

En Libia, a 15 de septiembre de este año, se calcula que han llegado más de 97.000 refugiados sudaneses desde abril de 2023.

Al mismo tiempo, prosiguió Dhanapala, persisten muchos de los problemas señalados en 2023, como el acceso desigual a los centros de detención y la posibilidad muy limitada de conseguir la liberación de las personas que necesitan protección internacional, la falta de acceso a los puntos de desembarco controlados por algunas entidades implicadas en las interceptaciones en el mar y las restricciones que afectan a las nacionalidades que el ACNUR puede registrar.

En este contexto, la agencia hizo seis recomendaciones urgentes:

Salvaguardar los derechos humanos; reforzar el acceso a la protección estatal; aumentar de la búsqueda y rescate en el mar; perseguir contrabandistas y traficantes y la proteger a las víctimas; reforzar las inversiones en desarrollo e inclusión en los países de asilo y tránsito, ampliar las cuotas de reasentamiento y ampliar las vías complementarias; y abordar las causas profundas.

Más allá de medidas reactivas

En líneas similares, el director de la Oficina de la Organización Internacional para las Migraciones en Nueva York instó a los gobiernos a que garanticen la activación de las operaciones de búsqueda y salvamento en todas las situaciones de peligro, tanto en tierra como en el mar.

Pär Liljert dijo que la comunidad internacional no debe permitir que el desierto del Sahara y el mar Mediterráneo sigan convirtiéndose en fosas comunes de migrantes.

Además, advirtió que quienes son desembarcados en Libia se enfrentan a diversas violaciones de los derechos humanos, como detención, tortura y trata de personas, y corren un alto riesgo de volver a ser objeto de tráfico ilícito.

A este respecto, Liljert señaló que los equipos sobre el terreno en el punto de entrada de Al Kufra entre Sudán y Libia han informado de un cambio en el perfil de las llegadas, notificando la presencia de un número significativamente mayor de mujeres y niños.

En segundo lugar, el director pidió un “enfoque holístico” para abordar las causas profundas y fomentar la cooperación y las soluciones regionales.

“Debemos ir más allá de las medidas reactivas y desarrollar un enfoque estratégico integral basado en rutas que aborde los factores adversos de la migración irregular”, señaló Liljert, detallando que los países y comunidades de origen y tránsito necesitan mejores servicios, mayor acceso a oportunidades económicas, educación, estabilidad y “alternativas claras a arriesgar sus vidas a manos de los contrabandistas”.

En tercer lugar, la agencia alentó a que se amplíen las vías humanitarias “para quienes aún necesitan un refugio seguro”, como visados humanitarios, permisos temporales de protección, patrocinios privados, oportunidades de educación, permisos temporales de trabajo, reubicación planificada, reunificación familiar y evacuaciones médicas.

Escapar de la violencia a más violencia

Según los datos de la Matriz de Seguimiento de Desplazamientos de la OIM de 2023 y 2024, los motivos económicos (44%), la guerra y los conflictos (29%) y el deseo de escapar de la violencia personal o selectiva (26%) son los principales impulsores para que los migrantes abandonen su país de origen.

Más de la mitad de los migrantes entrevistados por la Matriz sufrieron al menos un tipo de abuso, violencia y explotación. En todas las rutas los adolescentes que viajan solos son más vulnerables.