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En primera persona: Coser el futuro después de un asedio mortal
Una mujer que huyó de su casa en 2017 tras un atentado terrorista en una ciudad de la isla filipina de Mindanao está forjándose un futuro cosiendo y vendiendo bolsos como parte de una cooperativa de mujeres muy unidas apoyada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La cooperativa de productoras Olango Sindaw Ko Kauyagan de Piagapo, una aldea situada en las colinas sobre el lago Lanao, se creó a raíz del llamado asedio de Marawi, en el que terroristas afiliados al ISIS atacaron y ocuparon la ciudad de Marawi durante un periodo de cinco meses.
El grupo de 38 mujeres incluye a 18 que huyeron a Piagapo de sus hogares en Marawi.
Entre ellas se encuentra Asnia Dalan, quien habló con Noticias ONU en el taller de la cooperativa.
“No tuve otra opción que abandonar mi hogar en Marawi cuando la ciudad fue atacada. Tenía mucho miedo y escapé con cuatro de mis hijos sólo con las pertenencias que podíamos llevar. Afortunadamente, mis otros tres hijos no vivían en casa en ese momento. Caminamos cinco horas para llegar a Piagapo.
Tengo sentimientos encontrados sobre aquel momento. Nadie esperaba el ataque, pero cuando ocurrió, perdí todo por lo que había trabajado en un abrir y cerrar de ojos. Solía vender sandalias en el antiguo mercado, pero ese negocio quedó destruido cuando llegaron los terroristas. Me enoja mucho recordarlo.
Vine a Piagapo porque tengo familia aquí y empecé a cultivar tierras y hortalizas, así como cacahuate y maíz.
La cooperativa está formada por desplazados como yo y por gente de la zona. Todos nos llevamos muy bien y disfrutamos trabajando juntos, no sólo en el campo, sino también en nuestro nuevo taller de costura. Siempre hay risas mientras aprendemos y trabajamos.
Me resultó fácil adaptarme a mi nueva vida aquí y ahora tenemos una comunidad muy unida.
Recibimos formación sobre máquinas de coser y ahora hacemos una gama de productos que incluye bolsos, cortinas y sábanas. Empezamos haciendo sábanas, pero hemos adquirido más destreza y ahora hacemos bolsos de distintos estilos.
Al principio se formó a 15 personas, que a su vez transmitieron sus conocimientos a los demás miembros de la cooperativa.
El mes pasado vendí 15 sábanas por 500 pesos (8,50 dólares) cada una. La mayor parte del dinero va a la cooperativa para reinvertirlo en material y en el funcionamiento del taller, pero gané 1500 pesos (25,50 dólares) para mí.
Actualmente, mi pieza favorita es un bolso verde estampado que hice con tela tradicional. Me gusta el color porque simboliza el paraíso y la paz para los musulmanes como yo. Es de buen tamaño y creo que sería útil para que una madre llevara artículos de bebé como pañales y cremas.
Trabajamos por turnos para poder usar las diez máquinas, pero a menudo nos interrumpen porque se corta la electricidad. Esperamos conseguir un generador para trabajar de forma más constante.
Prefiero coser que trabajar en el campo porque puedo quedarme dentro y estoy protegida del sol. La agricultura es dura, así que me gustaría ganar suficiente dinero para vivir de la costura, pero aún no lo he conseguido.
Mi consejo para quien quiera dedicarse a la costura es que se forme y pruebe siempre nuevos diseños. Luego, por supuesto, hay que seguir practicando para mejorar.
He visitado Marawi de vez en cuando, pero no tengo intención de volver allí a vivir. Mi nueva vida está aquí y tengo más oportunidades, sobre todo en lo que se refiere a la costura.”
Otros datos
- La cooperativa de productores Olango Sindaw Ko Kauyagan cuenta con el apoyo del proyecto del PNUD “Mejora de la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia en Bangsamoro”
- El objetivo del proyecto es apoyar y sostener la consolidación de la paz y la recuperación
- Fue financiado por el gobierno de Japón, un antiguo socio para la paz en la región de Bangsamoro
- Varios socios institucionales ejecutaron el proyecto para empoderar a las comunidades mediante el desarrollo empresarial
- Esta iniciativa busca fomentar medios de vida sostenibles y crear una base sólida para una paz duradera en el Bangsamoro