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Resiliencia y liderazgo juvenil en medio de la guerra en Gaza
Los jóvenes gazatíes se organizan para dar apoyo práctico a la población desplazada, brindando desde programas educativos hasta agua potable en los campos de desplazados, y fomentando el espíritu de solidaridad en la devastada Franja de Gaza.
Una joven de 23 años, voluntaria de una ONG gazatí, ha sido desplazada nueve veces desde octubre pasado. No obstante su situación, Sarah Al Shamali busca alimentar la esperanza y el liderazgo entre los jóvenes de la Franja de Gaza, devastada por más de diez meses de guerra.
“Mi mensaje al mundo es lo importante que es reforzar el papel de la juventud en las sociedades e invertir en su potencial”, declaró Sarah Al Shamali, de 23 años, en vísperas del Día Internacional de la Juventud, que se celebra anualmente el 12 de agosto.
Sarah Al Shamali vive hacinada en un campo de refugiados, y antes del último estallido de violencia dirigía su propia empresa de medios de comunicación y diseño gráfico, donde perfeccionó las aptitudes de liderazgo que ahora enseña a cientos de sus compatriotas gazatíes.
“Me motiva aliviar el sufrimiento de los ciudadanos de Gaza… Quiero mostrar al mundo que ninguna circunstancia extinguirá la esperanza de nuestros jóvenes”, explicó.
Catalizadores del cambio
Alrededor de 1,9 millones de personas están actualmente desplazadas en Gaza, muchas de ellas ya varias veces. La mayoría vive en refugios temporales, inseguros e insalubres, lo que aumenta enormemente su exposición a enfermedades y a la violencia de género, y además con escaso acceso incluso a la atención sanitaria más básica.
Al Shamali y sus colegas prestan apoyo práctico, desde programas educativos hasta la distribución de agua potable en los campos de desplazados y el fomento de un espíritu de solidaridad entre los jóvenes de Gaza.
Un programa para jóvenes puesto en marcha en diciembre de 2023 con el apoyo del Programa de Población de la ONU (UNFPA), que promueve y apoya la salud sexual y reproductiva, ha involucrado hasta ahora a casi mil voluntarios para ayudar a más de 90.000 jóvenes en toda Gaza.
Financiada por Education Above All, la iniciativa ofrece asesoramiento psicológico, actividades para aliviar el estrés, respaldo a los supervivientes de la violencia de género, y suministros esenciales y asesoramiento durante las campañas de salud pública.
Estos esfuerzos son esenciales no sólo para satisfacer las necesidades psicosociales inmediatas de los jóvenes, sino también para dotar a los jóvenes afectados por conflictos y traumas de las habilidades necesarias para reconstruir un futuro más pacífico. Los estudios realizados en contextos de conflicto y posconflicto demuestran que los programas de apoyo dirigidos por iguales y supervivientes pueden mejorar significativamente la salud y el bienestar de las mujeres y los jóvenes vulnerables a la violencia.
“La inversión más valiosa consiste en empoderarlas como dueñas de sus ideas, iniciativas y proyectos”, afirmó Al Shamali. “Pueden encontrar soluciones a los retos de la sociedad como líderes, innovadores y como nuestro futuro”.
Describió su experiencia de voluntaria como “transformadora”, explicando que le ha ayudado a eludir la crisis, ha reforzado su resistencia y ha confirmado su creencia en el potencial de las generaciones futuras “porque los jóvenes encarnan el alma y la energía de nuestro país”.
Los voluntarios también han distribuido suministros esenciales de higiene menstrual y sanitarios a mujeres y niñas, han reconstruido aulas y han instalado baños y paneles solares en campamentos de desplazados.
Iniciativas dirigidas por jóvenes
Los servicios psicológicos son fundamentales en Gaza, donde un millón de niños necesitan este apoyo. Los informes sobre violencia de género están aumentando en la ciudad de Gaza y en el norte, a medida que los servicios cierran y el personal se ve obligado a huir de los constantes ataques y de la inseguridad.
Una iniciativa anima a los jóvenes de ambos sexos a asumir roles de género positivos en sus familias y a disminuir su estrés e ira practicando deportes como el futbol. Los médicos también se disfrazan de payasos para visitar a los niños y prestarles primeros auxilios, mientras que las ONG locales Charity Fund y Eid Lantern distribuyen regalos y linternas para la festividad de Eid, un compromiso para restaurar cierto sentido de normalidad en medio del caos de la guerra.
“Los niños están experimentando lo que yo sufrí en mi juventud: dolor, asedio y guerra”, señaló Ahmed Halabi. “Ningún niño debería sufrir así”.
Halabi, de 26 años, nació y creció en la ciudad de Gaza y ahora trabaja como voluntario en la ONG local Save Youth Future Society, colaboradora del UNFPA. Canaliza su propia experiencia de infancia viviendo bajo la ocupación israelí en el diseño de iniciativas dirigidas por jóvenes que proporcionan apoyo psicológico principalmente a niños, adolescentes y mujeres.
Chispa de esperanza
“Vimos la felicidad entre los niños, las risas como si una chispa de esperanza hubiera vuelto a sus ojos”, apuntó. “También los padres miraban a sus hijos con sonrisas y alegría”.
Lo que empezó con diez voluntarios ayudando a 50 niños se ha ampliado ahora a 40 voluntarios que atienden a más de 300.
Sigue habiendo problemas extraordinarios, como la falta de combustible, los desorbitados costos de alquiler y funcionamiento, y la grave escasez de suministros.
Para ayudar a subsanar estas deficiencias, el UNFPA presta apoyo a seis espacios seguros en campamentos de desplazados de la ciudad de Gaza y el norte de la Franja, que proporcionan asistencia psicosocial, atención de salud sexual y reproductiva, derivación a servicios jurídicos y kits de higiene esenciales. Los jóvenes voluntarios de estos espacios hacen participar a otros jóvenes en actividades artísticas y artesanales, deportes, canto, teatro y juegos.
Aunque traumatizados ellos mismos por el sufrimiento de sus familias, amigos y compañeros gazatíes, quienes trabajan en estas funciones siguen adelante, implacables en su dedicación.
“Si me preguntan por lo que más he ganado con este voluntariado”, dice Halabi, “diría que todo lo que he podido proporcionar a los niños desplazados de mi ciudad”.