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Los países de renta media deben impulsar la inversión y las nuevas tecnologías para convertirse en economías de ingresos altos

China, India, Brasil y Sudáfrica son parte de una lista de 108 países en desarrollo que enfrentarían obstáculos para que sus economías crezcan en vista del rápido envejecimiento de su población, la lentitud de su transición energética y la ola proteccionista de las naciones industrializadas. Para avanzar necesitan un nuevo enfoque, dice un nuevo informe sobre desarrollo del Banco Mundial.

Más de 100 países—incluidos China, India, Brasil y Sudáfrica—, enfrentan graves obstáculos que podrían entorpecer sus esfuerzos por convertirse en países de ingreso alto en las próximas décadas, advierte un nuevo estudio del Banco Mundial.

Según la institución financiera, a medida que los países se vuelven más ricos suelen caer en una “trampa” cuando su producto interno bruto (PIB) per cápita anual alcanza aproximadamente el 10% del de Estados Unidos, equivalente en la actualidad a 8000 dólares, cifra clasificada como “ingreso medio”.

El Banco Mundial destacó que sólo 34 economías de renta media han logrado pasar a la categoría de ingreso alto de 1990 a la fecha, y más de un tercio de ellas se beneficiaron con la incorporación a la Unión Europea o con descubrimientos de petróleo.

El informe detalla que 108 países fueron clasificados como de ingreso medio a finales de 2023, cada uno con un PIB per cápita que oscilaba entre1136 y 13.845 dólares. Esos países albergan a 6000 millones de personas, el 75 % de la población mundial, y a dos de cada tres personas que viven en la pobreza extrema. Esas naciones generan más del 40% del PIB mundial y más del 60 % de las emisiones de carbono.

Proteccionismo, envejecimiento de la población y lenta transición energética

Además, esos países enfrentan retos mucho mayores que sus predecesores para pasar del ingreso mediano dada la ola proteccionista en las economías avanzadas, el rápido envejecimiento de sus poblaciones y la lentitud de su transición energética.

El economista jefe del Banco Mundial afirmó que la batalla por la prosperidad económica mundial “se ganará o se perderá en gran medida en los países de ingreso mediano”, pero agregó que muchos de ellos “recurren a estrategias anticuadas para convertirse en economías avanzadas”.

Indermit Gill explicó que esas naciones se apoyan únicamente en la inversión durante demasiado tiempo o se orientan prematuramente a la innovación.

Nuevo enfoque

Argumentó que dichos países necesitan un nuevo enfoque que se centre en la inversión e incorpore nuevas tecnologías del exterior bajo una estrategia que equilibre la inversión, la incorporación y la innovación.

“Con las crecientes presiones demográficas, ecológicas y geopolíticas, no hay lugar para el error”.

De acuerdo con el estudio, dependiendo de la etapa de desarrollo en que se encuentren, todos los países deben adoptar una combinación de políticas escalonada y progresivamente más sofisticada.

Así, los países de ingreso bajo pueden concentrarse únicamente en políticas destinadas a incrementar la inversión, pero una vez que lleguen a la categoría de país de ingreso mediano bajo, deben cambiar de rumbo y ampliar la combinación de políticas con la inversión e incorporación, que consiste en adoptar tecnologías del exterior y promover su uso en toda la economía.

Una vez alcanzado el nivel de ingreso mediano alto, deben pasar a una fase de inversión, incorporación e innovación.

El Banco Mundial considera posible implementar este enfoque aún en el difícil contexto actual. No obstante, añadió que los países que traten de ahorrarle a los ciudadanos las molestias asociadas con las reformas y la apertura perderán los beneficios del crecimiento sostenido.

Corea del Sur, Polonia y Chile

El estudio cita a Corea del Sur como ejemplo de los avances que se pueden lograr. El país asiático comenzó con una combinación de políticas sencillas para aumentar la inversión pública y fomentar la inversión privada. Durante la década de 1970, esa estrategia se transformó en una política industrial que incentivó a las empresas nacionales a adoptar tecnología extranjera y métodos de producción más sofisticados. Las empresas respondieron al plan y el gobierno hizo su parte, apuntó la publicación.

También refiere que Polonia y Chile, siguieron un camino similar. Polonia se concentró en aumentar la productividad con tecnologías extraídas de Europa occidental, y Chile alentó la incorporación de tecnología de otros países y la utilizó para impulsar la innovación interna.