Pasar al contenido principal

Refugiados: Volver a empezar en otro país a los 71 años

Madre y abuela venezolana, Gladis vive ahora en Argentina, donde gracias a un curso de costura ha podido descubrir un trabajo que no solo le ayuda económicamente, sino que la hace feliz y tener sus propios sueños.

Gladis Coromoto Cahuao Rujano es de Venezuela, tiene cinco hijas y diez nietos, y sufre de artritis reumatoidea. Hasta que llegó a la Argentina, en diciembre de 2022, vivió con una de sus hijas y dos de sus nietas en Punto Fijo, Estado Falcón, ubicado a aproximadamente 530 kilómetros de Caracas por carretera. 

Sus otras cuatro hijas se habían establecido en Buenos Aires con bastante anterioridad, y al ver que su mamá estaba padeciendo una situación de precariedad económica, falta de acceso a la energía y al agua potable, la convencieron de que, como hicieron miles de venezolanos, se mudara al país más austral del continente. 

A la edad que tengo no había pensado que podía rehacer mi vida, hacer tantas cosas como todo lo que he hecho desde que llegué a este país. He aprovechado todas las oportunidades que me han brindado distintas organizaciones de sociedad civil, es admirable el trabajo que realizan para colaborar. Desde mi arribo he sentido que la población argentina me ha integrado con mucho afecto”, asegura Gladis con entusiasmo a ONU Noticias.

Entre las organizaciones que Gladis menciona se encuentra SJM (Servicio Jesuita a Migrantes) con sede en la Parroquia Regina Martyrum de la Ciudad de Buenos Aires, y la Fundación MIRARES (Migrantes, Refugiados y Argentinos Emprendedores Sociales), que trabaja de manera conjunta con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). 

Cierre mágico o velcro

Gladis, una mujer venezolana que, a sus 71 años, se ha integrado en la sociedad argentina. ACNUR la ayudó a encontrar empleo.
ONU/Gladis Coromoto

Fue en esa parroquia, y por sugerencia de una de sus nietas, que Gladis se acercó a tomar un curso de costura, sin saber que esa iniciativa luego se transformaría en su fuente de trabajo y en su gran satisfacción al mismo tiempo.

“Yo cosía en mi país, pero solo algunas prendas para la familia, nunca más que eso, y en Argentina me pude perfeccionar, me interesaba aprender los nombres de las telas, que son diferentes a los que utilizamos en Venezuela. Por ejemplo, en mi país le decimos cierre mágico al material que en Argentina le llaman velcro. Así fui apuntándome en distintos cursos, pero no tenía máquina para coser. Una vecina me prestaba una, porque la mía la tuve que dejar en Venezuela. Otra alternativa era cuando iba a las clases, aprovechaba las maquinas que nos facilitaban allí”. 

Ayuda de la ONU

La historia de Gladis cambió por completo cuando en julio de 2023 la Fundación MIRARES con fondos del ACNUR, le otorgó capital semilla con el cual pudo comprarse su propia máquina de coser y así comenzar a trabajar, recomendada por sus mismas profesoras, para varios clientes. 

“Estoy tan agradecida, tan contenta porque la verdad me siento útil, no estaba buscando trabajo porque mis hijas no querían que trabajara por mi enfermedad, pero es una actividad que puedo hacer, que disfruto, yo jamás me imaginé que me podrían ayudar para acceder a mi máquina. Hoy logré tener una lista de espera de pedidos, y hasta me invitaron a ofrecer capacitaciones a gente que no sabía coser, y que, a futuro, aprender a hacerlo también puede ayudarles a tener trabajo”, cuenta.

Gladis contó que trabaja el día entero, inclusive fines de semana, su objetivo es ahorrar dinero para lanzar su emprendimiento personal: le gustaría confeccionar y vender ropa de trabajo para profesionales de la medicina y para docentes

Cabe destacar que el ACNUR, también ayudó a Gladis a través de un programa de asistencia en efectivo, y ella misma manifestó su gratitud por haber sido respaldada en momentos de extrema necesidad. Hoy orgullosamente relata que se siente plena al poder valerse por sí misma.

Gladis, una mujer venezolana que, a sus 71 años, se ha integrado en la sociedad argentina. ACNUR la ayudó a encontrar empleo.
ONU/MIRARES/ IIan Colombo

Amigas, café y salsa

En menos de dos años de su llegada a la Argentina, no solo logró insertarse laboralmente, también tiene un grupo de amigas argentinas y venezolanas que se juntan a tomar café o helado, va a bailar Salsa, y hasta guarda espacio en su agenda para la labor social, actividad que ya realizaba en Venezuela y que hoy lleva a cabo cosiendo prendas de abrigo de manera voluntaria para la gente necesitada que se acerca a la parroquia.

"Proteger y acoger a las personas refugiadas no es suficiente. También debemos ofrecerles oportunidades para prosperar. Como todas las personas, necesitan educación, empleo y un sentido de pertenencia: ser parte. Las comunidades que los acogen también requieren nuestro apoyo y recursos. Este 20 de junio en el Día Mundial del Refugiado, reafirmamos nuestro compromiso con la solidaridad y las soluciones duraderas para las personas refugiadas", expresó Karmen Sakhr, representante regional de ACNUR para el sur de América Latina.

Me he sentido querida y acogida en Argentina,” dice Gladys. “Siento la calidez humana con la cual me tratan, y eso lo agradezco tanto. A mí me costó mucho tomar la decisión de irme de mi país, no me quería ir, porque yo convivía con mis nietas más pequeñas, que en ese momento tenían 1 y 3 años. Fue muy difícil separarme de ellas”, expresó Gladis con lágrimas de nostalgia, y si bien tiene contacto muy frecuente a través de videollamadas que directamente su nieta, que ya tiene 5 años, se desvela con la idea de reencontrase con ellas personalmente y tiene toda la expectativa de que ese anhelo pueda concretarse este año. “Mi sueño es que podamos estar todos juntos otra vez.” 

Mientras espera el reencuentro, Gladis vive una vida que no estaba en sus planes, pero que la hace feliz, porque ella misma fue encontrando sus espacios, sus lugares, su gente, su hogar, lejos de su hogar.

*Según los datos más recientes de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V), hasta mayo de 2024, Argentina es país de acogida para aproximadamente 164.000 personas venezolanas.

El ACNUR y sus socios apoyan la inclusión socioeconómica de las personas refugiadas y otras personas desplazadas por la fuerza, mediante la provisión de capital inicial, el desarrollo de capacidades para la mejora de las iniciativas emprendedoras y el aprendizaje de nuevas habilidades y oficios.

La Fundación MIRARES (Migrantes, Refugiados y Argentinos Emprendedores Sociales) es una agencia socia de ACNUR que ejecuta proyectos destinados a proporcionar asesoramiento, apoyo para la inclusión socioeconómica y medios de vida sostenibles a personas refugiadas, migrantes y solicitantes de asilo.

Este reportaje fue producido por Natalia Montagna, del Centro de Información de las Naciones Unidas en Buenos Aires, para Noticias ONU.