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Cinco herramientas para mantener la paz
En los últimos 76 años más de dos millones de personas: militares, policías y civiles han prestado servicio como cascos azules en más de 70 misiones en todo el mundo, ofreciendo herramientas para mantener y alimentar la paz en medio de conflictos en curso o de sus secuelas.
En 1948, las Naciones Unidas dieron un paso fundamental al desplegar fuerzas de mantenimiento de la paz para apoyar a los países en su camino hacia la paz.
Sus incansables esfuerzos abarcan desde la supervisión de acuerdos de alto el fuego hasta la protección de civiles, la reconstrucción de infraestructuras clave y la facilitación de elecciones para ayudar a países y comunidades en la transición de la guerra a la paz. Los cascos azules pueden ser soldados, policías, ingenieros, médicos, veterinarios, responsables de derechos humanos, funcionarios de justicia y penitenciarios, productores de radio, científicos medioambientales y expertos en vigilancia.
Cuando pensamos en mantener la paz, solemos pensar en mediación, tratados y leyes internacionales. Sin embargo, las fuerzas de mantenimiento de la paz utilizan una gama más amplia de herramientas para mantener y alimentar la paz en algunos de los lugares más frágiles del mundo. Con motivo del Día Internacional del Personal de Paz de las Naciones Unidas, analizamos cinco herramientas no tradicionales que utilizan para proteger a las comunidades a las que sirven.
1. Helicópteros
En África, las Américas, Oriente Medio, Europa y Asia, el personal de mantenimiento de la paz ha utilizado helicópteros para superar las barreras geográficas y ampliar su apoyo a las comunidades a través de diversos paisajes.
Los helicópteros son medios de aviación esenciales en las misiones de mantenimiento de la paz por diversas razones: ayudan a las fuerzas de mantenimiento de la paz a llegar a aldeas remotas inaccesibles por carretera o por agua, permiten una respuesta y evacuación rápidas en situaciones de emergencia, entregan suministros esenciales y ayuda a las comunidades necesitadas, y proporcionan vigilancia y reconocimiento aéreos para supervisar y reunir información de inteligencia. En algunos casos, los helicópteros armados pueden actuar como elemento disuasorio para los grupos armados.
Los helicópteros también han desempeñado un papel indispensable en la entrega de material electoral para garantizar que los habitantes de lugares remotos puedan participar en los procesos democráticos de sus países. A veces, en los lugares más remotos, las fuerzas de mantenimiento de la paz dependen de los helicópteros, seguidos de transporte a pie o en carros, para asegurarse de que los materiales lleguen a la gente a tiempo.
Su versatilidad sigue siendo vital para proporcionar el apoyo y la protección que la gente necesita. Actualmente hay 81 helicópteros operando en misiones de mantenimiento de la paz. La marca de las Naciones Unidas es visible en el exterior de los helicópteros, incluso en su parte inferior, para señalar que se trata de un convoy de mantenimiento de la paz o humanitario.
A pesar de ello, los helicópteros de la ONU han sido objeto de ataques, lo que demuestra lo inestable que puede ser la situación de seguridad en muchas misiones y que el personal de mantenimiento de la paz arriesga la vida a diario. A principios de este año, un helicóptero que realizaba una evacuación médica fue atacado por grupos armados en la provincia oriental de Kivu Norte, en la República Democrática del Congo (RDC).
2. Excavadoras
Para construir realmente la paz, el mantenimiento de la paz se centra en las personas y sus necesidades. En los países afectados por conflictos, la pérdida y la falta de infraestructuras clave, como escuelas, instalaciones médicas, carreteras y puentes, obstaculizan cualquier esfuerzo por ayudar a las comunidades a construir una paz sostenible. Por eso los ingenieros y zapadores de las operaciones de mantenimiento de la paz son fundamentales para ayudar a la gente a recuperarse y reconstruirse de la destrucción causada por la guerra y las catástrofes naturales.
“No salvamos a la gente de las balas, sino de las inundaciones”, afirma el capitán Taimoor Ahmed, ingeniero de la Misión de la ONU en Sudán del Sur. Utilizando excavadoras y otros equipos de construcción, su equipo construyó diques para ayudar a cientos de personas varadas a causa de las devastadoras inundaciones en Bentiu. También construyeron carreteras a lo largo de los diques para asegurarse de que los suministros humanitarios esenciales llegaran a las personas desplazadas por el desastre.
En las afueras de Juba, la capital de Sudán del Sur, las fuerzas de paz construyeron nuevas aulas, un campo de fútbol y un patio de recreo para una pequeña escuela que atiende a una comunidad que depende principalmente de la agricultura de subsistencia y tiene un acceso limitado a la educación. En la RDC, las fuerzas de paz construyeron un Centro de Tratamiento del Ébola en Kivu del Norte, y rehabilitaron y ampliaron la carretera de acceso a las instalaciones en el momento álgido del brote de la enfermedad en el país.
3. Imágenes por satélite
En las dos últimas décadas, las imágenes por satélite se han utilizado en las misiones de mantenimiento de la paz para proporcionar una buena visión general de las zonas de conflicto, mejorando enormemente el conocimiento de la situación. El personal de mantenimiento de la paz, que es experto en vigilancia y geoespacial, utiliza las imágenes por satélite para controlar los movimientos de tropas, las tendencias y flujos de desplazamientos, las posibles amenazas y movimientos de grupos armados y el impacto de catástrofes naturales inminentes.
Con esta información crítica, pueden tomar decisiones con conocimiento de causa, planificar eficazmente las patrullas y coordinar la respuesta. Las imágenes por satélite, una de las herramientas más innovadoras de que disponen las fuerzas de mantenimiento de la paz, ayudan a mejorar el conocimiento operativo en muchas misiones, sobre todo en las que se desarrollan en países con terrenos extensos, remotos y difíciles.
Las imágenes en tiempo real de regiones inaccesibles también permiten a las fuerzas de mantenimiento de la paz evaluar rápidamente el alcance de cualquier daño o necesidad y priorizar sus intervenciones en consecuencia.
En Malí, donde existía la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización, las imágenes por satélite ayudaron a identificar las rutas utilizadas por los traficantes en el norte del país. En la RDC, las imágenes se utilizan para rastrear los movimientos de los grupos armados, vigilar las actividades mineras ilegales y evaluar el impacto del conflicto en la población civil.
En Sudán del Sur, los datos satelitales se utilizan para diversos fines, desde el seguimiento de la preparación, respuesta y recuperación ante catástrofes naturales hasta el rastreo de patrones de desplazamiento y movimientos transfronterizos. La Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre, creada para supervisar el acuerdo de alto el fuego entre las comunidades grecochipriota y turcochipriota de la isla, utiliza los datos para controlar las actividades a lo largo de la zona tampón.
4. Detectores de minas
Los detectores de minas han desempeñado un papel crucial a la hora de salvar innumerables vidas en todo el mundo. De Angola a Camboya, las minas terrestres siguen siendo un legado aterrador de las guerras, que matan o mutilan sobre todo a civiles. Hoy en día, casi 70 países y territorios tienen minas terrestres. El Servicio de las Naciones Unidas de Actividades Relativas a las Minas despliega desminadores en casi 20 países y territorios, incluso en misiones de mantenimiento de la paz, para detectar y destruir las minas.
La remoción de minas terrestres no sólo evita la pérdida de vidas y miembros, sino que también hace que la tierra vuelva a ser segura y productiva, permitiendo a las comunidades locales cultivar o construir escuelas u hospitales, reconstruyendo esencialmente sus vidas y medios de subsistencia. Por desgracia, el coste de la retirada de minas terrestres puede ser perjudicial para la vida de los desminadores. En los últimos años se han producido víctimas entre los desminadores en varios lugares, como Afganistán, Sudán del Sur y Siria.
¿Cómo se protegen los desminadores? Llevan equipos de protección personal como trajes antiexplosivos, cascos, guantes y botas. Utilizan detectores de metales, sondas y vehículos de desminado para detectar y destruir minas. Los detectores, que utilizan ondas electromagnéticas para identificar metales, son fundamentales para localizar minas enterradas.
Los detectores tienen sus limitaciones, pero en general han demostrado ser muy eficaces para mitigar los riesgos. Desde finales de la década de 1990, se han destruido más de 55 millones de minas terrestres, más de 30 países han quedado libres de minas y el número de víctimas se ha reducido drásticamente.
5. La Radio
Puede que hoy en día la radio no sea lo primero en lo que pensamos cuando buscamos información, pero sigue siendo una poderosa herramienta de comunicación en muchas partes del mundo, incluidos los países en los que existen operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.
La radio ha desempeñado un papel vital en muchas misiones desde finales de los años ochenta. Hoy en día, tres misiones de mantenimiento de la paz tienen sus propias emisoras de radio: Radio Miraya en Sudán del Sur, Radio Okapi en la República Democrática del Congo (RDC) y Guira FM en la República Centroafricana. Las fuerzas de mantenimiento de la paz, que son productores de radio y personal de comunicaciones, utilizan la radio para noticias vitales, alertas tempranas sobre posibles amenazas, debates sobre temas pertinentes y programas educativos, capacitando a las comunidades para tomar decisiones con conocimiento de causa. Además, proporcionan una plataforma inestimable para las voces y perspectivas locales, ayudando a fomentar la reconciliación entre comunidades a menudo divididas.
¿Por qué la radio funciona mejor que los periódicos, la televisión o Internet? Los receptores de radio y su frecuencia son relativamente baratos y están ampliamente disponibles, incluso en las zonas más remotas. En lugares con bajos índices de alfabetización, los programas de radio pueden llegar a un público más amplio, fomentando una forma más inclusiva de compartir la información. La radio también puede proporcionar información en las lenguas locales en tiempo real.
Dado su alcance, la radio es una herramienta fiable para contrarrestar la desinformación y disipar rumores que pueden ser perjudiciales para la seguridad y la salud de las personas. Durante la pandemia de COVID-19, Radio Miraya, que llega a dos tercios de Sudán del Sur, llevó a cabo programas para ayudar a contrarrestar la resistencia de la población local al distanciamiento físico. En la RDC, Radio Okapi colaboró con el Gobierno congoleño para impartir educación en antena a unos 22 millones de niños que no podían salir de casa, transmitiendo lecciones esenciales de francés, matemáticas y lectura.