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Se necesita más financiación climática para pasar de la retórica a la acción
A pesar de los compromisos alcanzados en la COP28, en Dubái, donde se estableció el Fondo de Pérdidas y Daños para ayudar a los países insulares a compensar los impactos del clima extremo, la subida del nivel del mar y la erosión costera, el 90% de todas las inversiones verdes van a parar a los países desarrollados y a China.
Las medidas climáticas adoptadas hasta ahora para ayudar a financiar los esfuerzos de los pequeños Estados insulares en desarrollo con escasos recursos “no están a la altura de lo que se ha dicho” tras la COP28 celebrada en Dubái el año pasado.
Así de contundente se mostró el presidente de Palaos, Surangel Whipps, en el Diálogo Interactivo que tuvo lugar este miércoles durante la Cuarta Conferencia Internacional sobre Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS4), que se celebra esta semana en Antigua y Barbuda, en el Caribe.
Indicó a los delegados que es necesario “pasar de la retórica a la acción decisiva”.
Sin embargo, los representantes de dos países europeos comprometidos con la financiación de la lucha contra el cambio climático afirmaron que las noticias publicadas horas antes por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en las que se confirmaba que se había recaudado un total de 115.900 millones de dólares en 2022 para la lucha contra el cambio climático en los países en desarrollo, demostraban que se están haciendo progresos sustanciales.
En 2009, la COP15 estableció el objetivo de movilizar 100.000 millones de dólares anuales para la acción por el clima en el mundo en desarrollo, de aquí a 2020.
Compromisos de Dubái
La sesión de este miércoles se diseñó a partir de los compromisos adquiridos en Dubái, que establecieron el crucial Fondo de Pérdidas y Daños para ayudar a los países insulares y a otras naciones vulnerables a compensar los impactos del clima extremo, la subida del nivel del mar y la erosión costera.
El presidente Whipps afirmó que aumentar el apoyo a estos países no sólo es vital para su supervivencia “sino esencial para resolver los retos climáticos del mundo”.
Añadió que se necesitan “mecanismos internacionales de financiación climática sólidos y responsables que ofrezcan resultados reales”.
Escucharse unos a otros
La enviada especial de Alemania para la acción climática, Jennifer Morgan, coincidió en que el mundo debe basarse en los compromisos de la COP28, que incluyen una transición justa y equitativa para abandonar los combustibles fósiles y financiar la resiliencia y la adaptación.
En la actualidad, el 90% de todas las inversiones verdes van a parar a los países desarrollados y a China.
La Comisaria saludó el anuncio de la OCDE como un gran avance y afirmó que los pequeños países insulares podrían hacer “una contribución realmente única” al compromiso de la COP28 de eliminar la deforestación para 2030.
De cara a la COP29, que se celebrará en Bakú en noviembre, afirmó que será necesario “escucharse unos a otros más que nunca” para encontrar soluciones que garanticen una acción climática a gran escala.
Países de ingresos medios, aislados
El ministro de Finanzas, Planificación Económica y Comercio de las Seychelles, Naadir Hassan, afirmó que la COP28 había supuesto “un importante paso adelante” para los países insulares, pero se hizo eco de la afirmación de Whipps de que la retórica frente a la acción sobre el terreno es clave.
No hay tiempo que perder, dijo, citando el hecho de que la infraestructura costera de las Seychelles ya “está cayendo al mar”.
“Este año asistiré a mi cuarta COP y llevamos más de tres años hablando de estos temas desde que soy ministro, pero no hemos visto llegar a nuestros países ni un solo dólar para financiar realmente medidas de adaptación al clima”.
Aquí es donde la falta de acción es patente, añadió, a pesar de la promesa de que llegarán 85.000 millones de dólares al Fondo de Pérdidas y Daños, y una reposición de 12.800 millones de dólares para el Fondo Verde para el Clima, con otros 188 millones de dólares para el Fondo de Adaptación.
“Necesitamos que este dinero se materialice en las economías de los pequeños países insulares de forma muy urgente”, dijo a los delegados, estimando en 600 millones de dólares el coste de la adaptación y mitigación en su nación insular durante la próxima década y advirtiendo que los próximos 10 años para luchar contra el cambio climático. “Realmente tenemos que movernos más rápido”.
Lamentó que, debido a que muchos países insulares están categorizados como de ingresos medios, están “completamente aislados” de la financiación en condiciones favorables reservada a los más pobres.
“Tenemos que cambiar toda la arquitectura financiera mundial de forma que los pequeños países insulares puedan realmente avanzar y adaptarse al nuevo entorno mundial”.
El enviado especial de Dinamarca para el Clima, Tomas Anker Christensen, aportó más tranquilidad desde la perspectiva de un gran financiador al afirmar que el informe del miércoles de la OCDE era un gran éxito para la financiación de la lucha contra el cambio climático.
Dijo que, aunque países como las Seychelles no hayan visto llegar fondos directamente de países como el suyo, su apoyo a las iniciativas climáticas del Fondo Verde para el Medio Ambiente, el Banco Mundial y otros, es significativo.
Dinamarca se comprometió a hacer donaciones al Fondo de Pérdidas y Daños y trabajó duro para ponerlo en marcha, añadió, señalando que el Fondo Verde para el Clima había tardado entre siete y ocho años en ser operativo, mientras que el Fondo de Pérdidas y Daños estaría en marcha en sólo dos.
Alineación de los objetivos climáticos
El secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Simon Stiell, retomó la acusación de que hay demasiada retórica y poca acción.
Subrayó la importancia de estar en la misma página: “hay una alineación en cuanto al lenguaje y hemos hecho grandes progresos dentro del proceso en los últimos años”.
“Lo que nos falta es impulso para la acción”, añadió, destacando el Inventario Global acordado en la COP28 para hacer un inventario de los avances en la acción climática. No se ha avanzado lo suficiente “pero nos dio esa hoja de ruta sobre cómo avanzar ahora en el próximo periodo”.
Stiell afirmó que está claro que las próximas COP de Bakú (Azerbaiyán) y Belém (Brasil) serán la verdadera prueba de “si estamos pasando de las palabras a la acción”.
También él acogió con satisfacción las cifras de la OCDE anunciadas el miércoles y afirmó que ahora existe la oportunidad de considerar lo que la transición a las energías renovables significa realmente para los pequeños países insulares.
En su opinión, se trata de una “transformación económica”. Eliminar la dependencia de los combustibles fósiles, las fugas de divisas, el elevado coste de la energía, que repercute en la competitividad, el coste de la vida y la renta disponible, “es absolutamente crucial para el desarrollo regional”.
Stiell declaró además que los próximos dos años determinarán “si pasamos de las palabras a los hechos”.
Añadió que la Convención ayudaría a todos los pequeños países insulares en su búsqueda de más financiación para el clima “para lograr el mayor resultado posible en las COP29 y 30”.
Nuevo fondo de 135 millones de dólares
En un nuevo impulso a la financiación de las medidas para hacer frente al cambio climático, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) lanzaron un nuevo Programa Integrado para las Islas Azules y Verdes dotado con 135 millones de dólares.
La iniciativa pretende destacar el papel crucial de la naturaleza y ampliar las soluciones basadas en ella para combatir la degradación medioambiental en tres sectores clave: el desarrollo urbano, la producción de alimentos y el turismo.
La iniciativa se dirige a quince pequeños países insulares en desarrollo para promover un cambio positivo para la naturaleza. Gestionada por el PNUD y financiada por el Fondo y sus socios, representa una nueva oleada de apoyo a estos países que se embarcan en la Década de Acción de 2024 a 2034.
“Los pequeños países insulares están en primera línea del cambio climático y la pérdida de naturaleza, ya que se enfrentan a la dura realidad de la subida del nivel del mar, a patrones meteorológicos más impredecibles y a ecosistemas degradados, pero su situación única también significa que están impulsando una notable gama de soluciones innovadoras e interconectadas”, dijo el administrador del PNUD, Achim Steiner.