Sobrescribir enlaces de ayuda a la navegación
El tiempo se agota para evitar una hambruna en Darfur
La región del oeste de Sudán corre el riesgo de una hambruna inminente debido a la agudización de los enfrentamientos en los alrededores de El Fasher, que impiden la distribución de asistencia, alertan los organismos de la ONU.
Las agencias humanitarias de las Naciones Unidas advirtieron este viernes que se está acabando el tiempo para evitar la hambruna en Darfur debido a la intensificación de los enfrentamientos alrededor de El Fasher, la capital de la provincia del norte de esa región sudanesa, que están obstaculizando los esfuerzos para entregar ayuda esencial.
Desde que estallaron los combates en abril pasado entre ejércitos rivales, Sudán ha sido testigo de niveles impactantes de violencia, que han sumido al país en una devastadora crisis humanitaria y de protección.
Se estima que cerca de 25 millones de personas, más de la mitad de la población, necesitan asistencia, y aproximadamente 17,7 millones de sus habitantes enfrentan niveles agudos de inseguridad alimentaria.
Crisis de proporciones épicas
La crisis, descrita como de “proporciones épicas” por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), se ve exacerbada por el acceso limitado a las comunidades vulnerables debido a la violencia en curso y a las restricciones de las autoridades, particularmente en Darfur, mientras los enfrentamientos continúan entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y las Fuerzas de Apoyo Rápido.
La última escalada en las proximidades de El Fasher detuvo los convoyes de ayuda desde el cruce fronterizo de Tine, en Chad, mientras que las autoridades de Port Sudan están impidiendo el transporte de ayuda a través de Adre, el otro corredor transfronterizo viable.
Civiles atrapados en medio de los choques armados
Michael Dunford, director regional para África Oriental del Programa Mundial de Alimentos (PMA), destacó la desesperación de los civiles atrapados en los combates.
“Nuestras peticiones de acceso humanitario a los puntos críticos de conflicto en Sudán nunca han sido más imperiosas: el PMA requiere urgentemente acceso irrestricto y garantías de seguridad para brindar asistencia a las familias que luchan por sobrevivir en medio de niveles devastadores de violencia”, dijo.
“La situación es terrible. La gente está recurriendo al consumo de hierba y cáscaras de cacahuate. Si la asistencia no llega pronto, seremos testigos de hambrunas y muerte generalizada en Darfur y en otras zonas de Sudán afectadas por el conflicto”, añadió Dunford.
Los trabajadores humanitarios deben ser autorizados a transitar el cruce fronterizo de Adre y llevar la ayuda a través de las líneas del frente desde Port Sudan para llegar a las personas en todo Darfur, enfatizó el director regional.
Niños asesinados
Por su parte, Catherine Russell, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), subrayó el impacto de los combates en los niños.
Al menos 43 personas, entre ellas mujeres y niños, han muerto desde que se intensificaron los enfrentamientos en Darfur del Norte. Los recientes ataques a más de una docena de aldeas han dado lugar a violencia sexual, y más muertes y lesiones entre los niños.
Existe la preocupación de que el asedio de El Fasher por los grupos armados, sumado a las restricciones a la circulación en carreteras clave para salir de la ciudad, impidan que las familias se vayan de esa ciudad.
“Todos estos acontecimientos profundamente preocupantes están ocurriendo en un momento en que la continua y brutal violencia en todo Sudán empuja al país hacia una hambruna inducida por el conflicto y una pérdida de vidas más catastrófica todavía, especialmente entre los niños”, recalcó Russell.
En este sentido, llamó a las partes en conflicto a reducir la tensión, a permitir el movimiento seguro de los civiles –incluidos los enfermos y heridos– que quieran trasladarse a zonas más seguras, y a garantizar la protección de la población y la infraestructura civil.
“Los niños en Sudán siguen sufriendo una violencia desmedida, mientras que sus padres y abuelos todavía cargan con las cicatrices de ciclos anteriores. No podemos permitir que esto siga sucediendo”, declaró la titular de UNICEF.
Gestiones diplomáticas
En tanto, el enviado especial de la ONU para Sudán, Ramtane Lamamra, continúa sus gestiones con las partes en Sudán para reducir las tensiones.
Farhan Haq, portavoz adjunto de la ONU, informó que Lamamra pidió a las Fuerzas de Apoyo Rápido y a las autoridades sudanesas que se abstengan de luchar en El Fasher.
Les alertó de que un ataque a la ciudad “podría tener consecuencias devastadoras para la población civil”, señaló Haq.
También apuntó que, desde su participación en la conferencia de París en abril, Lamamra ha viajado a Chad, Etiopía y Eritrea para discutir con la Unión Africana y los líderes regionales el camino a seguir.
Civiles traumatizados
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) dio cuenta de los obstáculos que ha enfrentado su personal para llegar a los necesitados, detallando que por primera vez desde el inicio de la guerra pudo llegar de Jartum a Omdurman, una ciudad al otro lado del río.
Esa localidad alberga al menos a 12.000 refugiados y más de 54.000 desplazados internos.
“Los desplazados, incluidos sudaneses y refugiados que estaban en Sudán antes de la guerra, relataron a nuestro personal sus dificultades para conseguir suficiente comida debido al aumento de los precios, lo que genera temores de que los niños sufran desnutrición”, dijo la portavoz de ACNUR, Olga Sarrado Mur.
Asimismo, precisó que los niños no tienen acceso a escuelas ni a lugares para jugar y que están traumatizados por el sonido de los combates. Los refugios para los desplazados son inadecuados y muchos viven en condiciones de hacinamiento en aulas abandonadas.
“Aunque dos hospitales permanecen abiertos, no hay suficientes medicamentos, especialmente para quienes padecen enfermedades crónicas. Las mujeres embarazadas no pueden acceder a la atención prenatal. La gente también compartió serias preocupaciones por su seguridad, reportando un aumento de la violencia sexual así como un apoyo legal limitado”, abundó.
“Muchos civiles están gravemente traumatizados”, sostuvo Mur.