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Gaza en lenguaje de signos: Los retos de ser sordo en una zona de guerra
Baseem Al-Habal es uno de más de un millón de gazatíes que sufren difíciles circunstancias y carencias diarias. Además de buscar alimentos y trabajo para mantener a su familia, enfrenta desafíos por su discapacidad. No obstante, ha encontrado apoyo en sus miles de seguidores en las redes sociales, y aún mantiene la esperanza de que "la guerra se detenga y la vida vuelva a la normalidad en Gaza".
Al-Habal hace viajes diarios para encontrar comida y agua para su familia mientras supera el desplazamiento, los bombardeos y los retos de ser sordo y mudo en una zona de guerra. Desde la habitación que él y su familia llaman hogar dentro de la escuela convertida en refugio, sintió el deber de dar a conocer al mundo cómo es realmente la vida para ellos, a través de vídeos diarios que comparte en las redes sociales mientras la guerra se acerca a su octavo mes.
El corresponsal de Noticias ONU en Gaza, Ziad Talib, habló con Al-Habal con la ayuda de su cuñada, Ghalia Al-Kilani, que aprendió el lenguaje de signos para poder comunicarse con su hermana, que también pertenece a la comunidad sorda.
Apoyo cibernético
"Quería enviar un mensaje a la comunidad sorda de todo el mundo, así que decidí filmar mi vida normal, cuando las casas están siendo bombardeadas", explicó Al-Habal. "Utilizo la lengua de signos europea para que les llegue la idea y para que la gente vea lo que está pasando en Gaza".
Comparó lo que hace con el trabajo periodístico, adaptado a las personas con discapacidad que son sordas.
Lo que le animó a seguir informando de todo lo que ocurre en Gaza es el aumento del número de seguidores en internet cada día.
"Empezaron a apoyarme y a apoyar a Gaza y la causa palestina", dijo.
Luchas diarias
A pesar de este medio de comunicación social, sigue sufriendo, como muchos desplazados en Gaza. Tras huir del norte de la Franja hace siete meses, sigue luchando por encontrar comida, agua y trabajo para mantener a su familia.
En sus jornadas en busca de ayuda, obtiene alimentos como bolsas de harina proporcionadas por Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA).
Alrededor de 1,7 millones de gazatíes han sido desplazados internos, de los cuales más de la mitad son niños, y no tienen acceso a agua, alimentos, combustible y medicinas suficientes.
En la actualidad, alrededor de un millón de personas han buscado seguridad en las instalaciones de la UNRWA que se han convertido en refugios, y cerca de dos millones de personas en Gaza dependen de la ayuda vital de la agencia de la ONU, incluso cuando ésta se enfrenta a grandes dificultades y retrasos para hacer llegar sus suministros a la Franja.
"Estoy muy cansado y tengo mucho miedo", dijo Al-Habal a Noticias ONU. "Temo por mi mujer y mi hija".
Pero eso no le impide tender la mano a todo el que lo necesite.
"Cuando veo niños en la calle, les ayudo hasta que sonríen y olvidan el bombardeo", dijo. "Lo importante es que los niños sean felices y se alejen del miedo".
Bombas silenciosas
La continuación de las hostilidades en Gaza hace que Al-Habal tema constantemente por su familia. No oye los sonidos de los bombardeos, y un audífono le ayuda a captar sólo un débil eco de lo que ocurre a su alrededor.
"Siempre que mi hija llora, la abrazo y la tranquilizo", dice.
Antes de hablar con Noticias ONU, Bassem Al-Habal explicó a sus seguidores de las redes sociales la difícil situación en la que se encuentran sus amigos sordos discapacitados en el norte de Gaza, que hace siete meses él llamaba su hogar.
Algunos de ellos murieron por no oír los bombardeos y las instrucciones de las fuerzas israelíes, y cuando otros intentaron mover sus cuerpos, algunos fueron alcanzados por disparos, dijo.
"¿Por qué el mundo observa lo que nos ocurre y permanece en silencio?", se pregunta.
Sin embargo, a pesar de las difíciles condiciones y las penurias diarias que experimenta para encontrar comida y agua, sus esfuerzos por buscar una oportunidad de trabajo no cesan.
Retos para los sordos
Al-Kilani ayuda a su cuñado a transmitir lo que dice a quienes no entienden el lenguaje de signos.
Sin embargo, dijo, la comunidad sorda de la Franja tiene grandes dificultades para reconocer los bombardeos y disparos que se producen a su alrededor, lo que pone sus vidas en peligro.
También hizo constancia de la extrema dificultad a la que se enfrentan las personas sordas con discapacidad para ganarse la vida ahora en Gaza. Por eso empezó a ayudarle a comunicar su voz y su mensaje a través de las redes sociales.
Al-Kilani empezó a ayudarle a traducir y comunicar todo lo que observaba y fotografiaba a su alrededor, y ahora mismo, Al-Habal tiene más de 25.000 seguidores en Instagram.
De vuelta en la pequeña habitación del refugio, Al-Habal dijo que seguirá publicando vídeos diarios para que el mundo pueda ver lo que realmente les está ocurriendo.