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El sistema financiero internacional es injusto pide “reformas serias” en favor de la justicia global: Guterres
El titular de la ONU destaca la obsolescencia de una arquitectura financiera mundial que no puede “satisfacer las necesidades del mundo del siglo XXI” y pide a los líderes mundiales que tomen medidas inmediatas para reformarlo sin demora.
La arquitectura financiera internacional ha fracasado en su misión de proporcionar una red de seguridad mundial a los países en desarrollo y precisa una serie de reformas importantes, afirmó este jueves el Secretario General de la ONU en París durante la Cumbre para un Nuevo Pacto Mundial de Financiación, convocada por el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
António Guterres atribuyó el fracaso de esa estructura al momento en que se construyó, tras la Segunda Guerra Mundial, ya que refleja unas dinámicas de poder políticos y económicos alejadas de la realidad actual.
“Casi 80 años después, la arquitectura financiera mundial es anticuada, disfuncional e injusta. Ya no es capaz de satisfacer las necesidades del mundo del siglo XXI: Un mundo multipolar caracterizado por economías y mercados financieros profundamente integrados. Pero también marcado por tensiones geopolíticas y crecientes riesgos sistémicos”, dijo.
El titular de la ONU añadió que las instituciones financieras internacionales actuales son “demasiado pequeñas y limitadas” a la hora de cumplir su mandato y servir a todos, especialmente a los países más vulnerables.
Un sistema que propicia la desigualdad
Pero el Secretario General no solo aludió al tamaño del sistema financiero internacional sino que extendió sus críticas acusándole de agravar las desigualdades.
“En 2021, el Fondo Monetario Internacional asignó más de 650.000 millones de dólares en Derechos Especiales de Giro y aplaudimos esta decisión. Los países de la Unión Europea, incluido el mío, recibieron 160.000 millones de dólares. Los países africanos: 34 millones", explicó.
Pese a reconocer que este reparto se hizo conforme a las leyes vigentes, lo calificó de “inmoral”.
“Una arquitectura financiera que no represente al mundo actual corre el riesgo de conducir a su propia fragmentación en un mundo en el que la geopolítica es en sí misma un factor de fragmentación”, aclaró.
¿Pagar la deuda o las necesidades de la población?
La crisis del sistema financiero afecta a la propia Organización y se vio agravada por la pandemia de COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania.
“A medio camino de la fecha límite de 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible se alejan cada día más. Incluso los objetivos más fundamentales sobre el hambre y la pobreza han retrocedido tras décadas de avances. Sí, en 2023, más de 750 millones de personas no tienen suficiente para comer. Y decenas de millones más se tambalean al borde de la pobreza extrema”.
Con relación a la pandemia y a la agresión rusa, recordó que mientras los países ricos pudieron imprimir dinero para reactivar sus economías, los países en desarrollo no pudieron tomar esa medida y actualmente se enfrentan a unos costes de endeudamiento exorbitantes, hasta ocho veces superiores a los de los países desarrollados.
“Muchos dirigentes se enfrentan a una disyuntiva angustiosa: pagar su deuda o satisfacer las necesidades de sus poblaciones. Muchos países africanos gastan más en pagar la deuda que en sanidad. (…) En la actualidad, 52 países se encuentran en situación de impago o peligrosamente cerca de ello.”
Las reformas pueden empezar de inmediato
Para intentar solucionar esta crisis, Guterres propuso implementar “reformas serias” como convocar un nuevo “momento Bretton Woods” (en referencia al primer modelo de orden monetario completamente negociado para regular las relaciones monetarias entre Estados independientes), o activar su nuevo informe político que incluye un proyecto detallado para rediseñar la arquitectura financiera mundial.
“Pero mientras trabajamos por las profundas reformas que se necesitan, podemos tomar medidas urgentes hoy para satisfacer las necesidades urgentes de las economías en desarrollo y emergentes. Por eso he propuesto un plan de estímulo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 500.000 millones de dólares anuales para inversiones en desarrollo sostenible y acción por el clima”.
El Secretario General destacó que para cambiar el rumbo no es necesario esperar hasta que se lleve a cabo la profunda reforma del sistema financiero internacional que hace falta, ya que si los líderes mundiales toman medidas y las aplican de inmediato, se pueden dar “pasos de gigante en favor de la justicia global”.