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Explotar el espacio requiere la regulación internacional

El número de satélites en órbita podría crecer de unos 2500 en 2022 a más de un millón en 2030. A su vez, aumentan las misiones privadas y la participación de este sector. La explotación del espacio viene acompañada de numerosas oportunidades, pero también plantea desafíos, como los desechos o la competencia. Ante esta situación, el titular de la ONU aboga por la creación de nuevos marcos legales.

El informe Para toda la humanidad – el futuro de la gobernanza del espacio ultraterrestre, publicado esta semana, contiene una serie de recomendaciones sobre las oportunidades y riesgos del de la explotación espacial, en vísperas de la Cumbre del Futuro de 2024. El documento examina los cambios que están teniendo lugar en él y las consecuencias de esa evolución en ámbitos como la sostenibilidad, la seguridad y la gobernanza.

“Los riesgos emergentes, derivados del aumento de la congestión de la órbita terrestre baja y la competencia en el espacio, deben abordarse de forma concertada con todas las diversas instancias que actualmente lo exploran y utilizan, manteniendo al mismo tiempo el liderazgo de los Estados en los procesos intergubernamentales”, declara el Secretario General de la ONU en el prólogo del informe. 

António Guterres añadió que “los Estados acordaron que el espacio ultraterrestre debía explorarse y utilizarse con fines pacíficos y en beneficio de todos y reconocieron también la necesidad de buscar el modo de reforzar la gobernanza global”.

Más de un millón de satélites en 2030

El informe explica que el número de satélites lanzados al espacio se mantuvo estable entre 1957 y 2012, con una media de 150 cada año. Sin embargo, a partir de 2013, el número ha aumentado hasta alcanzar un total de 2470 en 2022.

El desarrollo de nuevas tecnologías ha permitido la reducción de los costos de lanzamiento de objetos al espacio, lo que a su vez ha fomentado la participación del sector privado; gracias a ello, el número de satélites inscritos ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones ha alcanzado los 1,7 millones, los cuales se podrán poner en órbita hasta principios de 2030.

Por otra parte, el número de misiones privadas previstas para comunicaciones, actividades relacionadas con los recursos, turismo espacial e investigación científica está aumentando con rapidez.

El informe destaca también que volverán las misiones tripuladas al espacio lejano ante los compromisos por parte de países como Estados Unidos, China y la Federación Rusa. Además, naciones de Europa, la India y Japón están desarrollando vehículos espaciales capaces de transportar seres humanos.

En este contexto, el Secretario General aboga por el desarrollo de una gobernanza que permita la innovación y a su vez impulse la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Oportunidades

Los satélites de comunicaciones son fundamentales para la observación de la Tierra. Los datos e imágenes que proporcionan permiten a los científicos establecer la base de las políticas energéticas y climáticas. Además, sirven para rastrear la deforestación, vigilar zonas protegidas contra la caza y la pesca furtiva y evaluar los cambios en la biodiversidad; y para monitorear desastres naturales como inundaciones, sequías y terremotos y darles respuesta.

Por otro lado, el informe destaca el potencial de la comunicación satelital para conectar a internet a comunidades que hasta ahora han permanecido aisladas, así como las posibilidades que ofrecen los sistemas mundiales de navegación por satélite de aviones, buques, automóviles y otros sistemas de transporte para la cadena logística mundial y para el desarrollo económico.

En tercer lugar, la investigación y los experimentos científicos en órbita han permitido numerosos avances en ámbitos como la biología, la ciencia de los materiales, la hidrología y el desarrollo de medicamentos.

Desafíos

Según el informe, las oportunidades del espacio ultraterrestre vienen acompañadas de riesgos si no se establece o bien un régimen unificado de sostenibilidad espacial, o nuevos marcos de gobernanza entre los Estados.

Por ejemplo, ante el aumento exponencial del número de satélites, hace falta una mejor coordinación del tráfico y el establecimiento de una plataforma internacional para vigilar los riesgos de accidente y colisión y mitigar sus consecuencias.

Además, por el momento no existe ningún mecanismo u organismo internacional que vigile los desechos espaciales o facilite su eliminación. “Uno de los principales problemas asociados, aparte del volumen de los objetos, es su velocidad. Objetos tan pequeños como un fragmento de pintura, viajando a más de 28.000 km por hora, pueden causar daños importantes a las naves espaciales”, destaca el informe.

Tampoco existe un marco internacional para regular la exploración y la explotación de los recursos espaciales. “Hay minerales abundantes en la Luna, como el helio-3, que son raros en la Tierra, lo que suscita grandes incentivos económicos para su explotación. Del mismo modo, los asteroides de nuestro sistema solar contienen metales valiosos, como platino, níquel y cobalto”, explica el informe. Estos incentivos implican un riesgo potencial de conflicto, por lo que es necesario dar con un consenso sobre la gobernanza.

Este marco internacional serviría también para prevenir la colocación de armas en el espacio y el enfrentamiento militar, que de extenderse fuera del planeta “aumentaría considerablemente el potencial de desechos espaciales y el peligro para la infraestructura civil fundamental”.

Gobernanza vigente

La creación de nuevos marcos legales podría ser facilitada por la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos, fundada por los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 1959, y que se ha encargado de legislar desde entonces sobre cuestiones como la exploración, el salvamento de astronautas, la responsabilidad relacionada con los objetos y su registro, la prohibición de ensayos de armas nucleares en el espacio y disposiciones relativas a las radiofrecuencias.