Sobrescribir enlaces de ayuda a la navegación
Las múltiples crisis mundiales conducen a un largo periodo de bajo crecimiento económico
La tasa de crecimiento seguirá estando muy por debajo de la media registrada en las dos décadas anteriores a la pandemia. Este panorama plantea un desafío a las metas de desarrollo establecidas en la Agenda 2030.
Un nuevo estudio del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU vaticina un aumento de la economía mundial del 2,3% durante este año pero alerta que las perspectivas de recuperación económica mundial siguen siendo poco alentadoras en un contexto de inflación persistente, de subida de los tipos de interés y mayores incertidumbres.
La economía mundial se enfrenta al riesgo de un largo periodo de bajo crecimiento, ya que siguen sin resolverse los efectos persistentes de la pandemia COVID-19, el impacto cada vez mayor del cambio climático y los retos estructurales macroeconómicos, según apunta la última actualización del informe de Situación y Perspectivas de la Economía Mundial.
El estudio prevé que la economía mundial crecerá un 2,3% en 2023 (un 0,4% respecto a la previsión de enero) y un 2,5% en 2024 (-0,2 puntos porcentuales), lo que supone un ligero repunte de la previsión de crecimiento mundial para 2023.
La recuperación del gasto de los hogares ha llevado a revisar al alza la previsión de crecimiento en Estados Unidos, hasta el 1,1% en 2023.
La economía de la Unión Europea, impulsada por la bajada de los precios del gas y el fuerte gasto de los consumidores, crecerá un 0,9%. El crecimiento de China este año se prevé ahora en un 5,3% como resultado del levantamiento de las restricciones relacionadas con la COVID-19.
Pese a los avances, el panorama sigue siendo sombrío
Pese a este repunte de las principales economías, la tasa de crecimiento sigue estando muy por debajo de la media del 3,1% registrada en las dos décadas anteriores a la pandemia.
Para muchos países en desarrollo, las perspectivas de crecimiento se han deteriorado debido a la restricción de las condiciones crediticias y al aumento de los costes de la financiación externa.
Las previsiones indican que en África y América Latina y el Caribe el PIB per cápita aumentará sólo marginalmente este año, lo que refuerza una tendencia a largo plazo de estancamiento de los resultados económicos.
Se prevé que los países menos desarrollados crezcan un 4,1% en 2023 y un 5,2% en 2024, muy por debajo del objetivo de crecimiento del 7% establecido en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.
Un desafío para los Objetivos de Desarrollo
Una situación que representa “un desafío inmediato para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, en palabras del Li Junhua, secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Económicos y Sociales.
"La comunidad internacional debe abordar urgentemente la creciente escasez de financiación a la que se enfrentan muchos países en desarrollo, fortaleciendo sus capacidades para realizar inversiones críticas en desarrollo sostenible y ayudándoles a transformar sus economías para lograr un crecimiento inclusivo y sostenido a largo plazo", aconsejó.
Asimismo, recordó que el comercio mundial sigue bajo presión debido a las tensiones geopolíticas, el debilitamiento de la demanda mundial y el endurecimiento de las políticas monetarias y fiscales.
Se prevé que el volumen del comercio mundial de bienes y servicios crezca un 2,3% en 2023, muy por debajo de la tendencia anterior a la pandemia.
La inflación se mantiene alta en muchos países
Se prevé que la inflación media mundial se sitúe en el 5,2% en 2023, frente al máximo alcanzado durante dos décadas en 2022 (7,5%).
Aunque se espera que las presiones alcistas sobre los precios disminuyan lentamente, en muchos países la inflación se mantendrá muy por encima de los objetivos de los bancos centrales.
En medio de las interrupciones locales de suministros, los elevados costes de las importaciones y las imperfecciones del mercado, la inflación alimentaria continúa siendo elevada en la mayoría de los países en desarrollo, lo que afecta desproporcionadamente a los pobres, especialmente a las mujeres y los niños.
La solidez de los mercados laborales de las economías desarrolladas es un punto positivo. Por ejemplo, en Estados Unidos, Europa y otras economías desarrolladas las tasas de empleo siguen resistiendo, una tendencia que favoreció la solidez del gasto en los hogares.
En ese contexto de escasez generalizada de trabajadores y bajas tasas de desempleo, han aumentado los salarios. Las tasas de empleo han alcanzado niveles récord en muchas economías desarrolladas y las diferencias entre hombres y mujeres se han reducido desde la pandemia.
Mayor cooperación política
La extraordinaria solidez de los mercados laborales dificulta el control de la inflación por parte de los bancos centrales.
La Reserva Federal, el Banco Central Europeo y los bancos centrales de otros países desarrollados siguieron subiendo los tipos de interés en 2023, pero a un ritmo más lento que el año pasado, en el que se produjo el endurecimiento monetario más agresivo en décadas.
A su vez, las perturbaciones del sector bancario en Estados Unidos y Europa añadieron nuevas incertidumbres y desafíos a las políticas monetarias.
Aunque las rápidas medidas adoptadas por los reguladores contribuyeron a contener los riesgos para la estabilidad financiera, es probable que las vulnerabilidades de la arquitectura financiera mundial y las medidas adoptadas para contenerlas frenen el crecimiento del crédito y la inversión en el futuro.
El rápido ajuste de las condiciones financieras mundiales supone importantes riesgos para muchos países en desarrollo y economías en transición. Los actuales desafíos políticos exigen una mayor cooperación política transfronteriza y acciones mundiales concertadas para evitar que muchas economías en desarrollo queden atrapadas en un círculo vicioso de bajo crecimiento y elevado endeudamiento.