Pasar al contenido principal

Cargaron con el conflicto de Colombia, pero han vivido invisibilizadas

Un documental sobre las mujeres colombianas cuenta como vivieron en carne propia la guerra, quedando a cargo de sus familias, hijos y sobrinos. Sin embargo, siempre quedaron en un segundo plano. Una deuda histórica que Colombia tiene con ellas.

Corría el año 2020 y mientras el mundo entero se encontraba confinado enfrentado una de las peores crisis de su historia, por cuenta de la pandemia del Covid-19, la periodista y documentalista colombiana Margarita Martínez se embarcaba en una de las mejores experiencias de su vida.

Su mente inquieta no hacía caso al encierro ordenado por las autoridades sanitarias y soñaba con hacer un documental* en homenaje a las miles de mujeres que en Colombia han tenido que cargar sobre sus hombros el peso de la guerra.

“Yo hago documentales hace mucho tiempo y siempre he tenido mujeres en ellos. Cuando la firma del Acuerdo de Paz en La Habana hice uno y no incluí nada sobre género. Fue un acuerdo tan complejo que no era fácil incluir todo. Las mujeres de La Habana me reclamaron mucho y sabía que en algún momento tenía que saldar esa deuda enorme que tenía con ellas”, recuerda Margarita.

Grabar un documental en plena pandemia, para muchos era una locura. Pero sin pensarlo, encontró los aliados perfectos que le ayudarían a sacar este sueño adelante: “ONU Mujeres y la Embajada de Suecia abrieron una licitación para hacer un documental sobre mujeres constructoras de paz. Cuando me enteré yo brinqué de la dicha, porque era la posibilidad de incluir todo lo que las mujeres hacen, tanto en la guerra como en la construcción de paz”.

El rodaje comenzó en septiembre de ese mismo año y según Margarita, la emoción era tan grande como el susto de contagiarse del virus. Cada grabación debía ajustarse a las normas sanitarias del momento y a las complejidades de acceso a los territorios.

“Apenas abrieron los aeropuertos en ese 2020, nos fuimos casi en el primer avión que hubo para el Putumayo a grabar el primer grupo de mujeres en la ciudad de Puerto Asís, luego en Mocoa y después nos fuimos en carro hasta el departamento del Cauca y del susto de contagiar a alguien o contagiarnos nosotros, nos devolvimos del Cauca a Bogotá en carro”, cuenta la documentalista colombiana, quien ganó el premio María Moors Cabot a la excelencia en el periodismo en el 2016 y fue Nieman Fellow en la Universidad de Harvard en el 2009.

Rodaje del documental Cuando las Aguas se Juntan.
ONU Mujeres Colombia
Rodaje del documental Cuando las Aguas se Juntan.

La realidad más rica que la imaginación

Fueron meses intensos de grabación. Tal vez una de las experiencias más impactantes de su carrera como documentalista: “La realidad siempre es más rica, más compleja, mucho más interesante que cuando uno se la está imaginando, casi siempre te sorprende. Uno de mis grandes honores es conocer casi todo este país, sin embargo, uno siempre llega y se sorprende con las historias que se encuentra”. 

Margarita entrevistó madres, hijas, hermanas y esposas que han vivido en carne propia el conflicto en Colombia, mujeres que, según ella, impactan por su creatividad, resistencia, resiliencia y perseverancia, pero que paradójicamente han vivido invisibilizadas a lo largo de estos años.

Como Mayerlis Angarita, de Narrar para Vivir, una de las protagonistas de este documental: “Traer la voz de la esperanza era el objetivo de esta película. Somos el testimonio vivo de lo que fue la guerra y de nuestras apuestas para romper los ciclos de violencia en Colombia”.

Llena de agradecimiento con las mujeres que decidieron contar su historia en cámara, la realizadora afirma que “Colombia tiene una deuda histórica con sus mujeres. Ellas han cargado la guerra. Ellas sobreviven, quedan a cargo de sus familias, hijos, sobrinos. Podría decir que como antorchas han ido buscando camino”.

En 85 minutos, el documental logró condensar relatos e imágenes desgarradoras, tituladas Cuando las Aguas se Juntan. “Dentro del movimiento de mujeres se dice que la fuerza está en juntarse, como el gran Río Amazonas, que se forma gracias a cientos de ríos pequeñitos”, explica la directora.

Al respecto, Bibiana Aído Almagro, responsable de ONU Mujeres en Colombia, asegura que “la lucha incansable de todas las mujeres y sus organizaciones, que vemos reflejadas en el documental, es una muestra del poder transformador que tienen las mujeres en la sociedad. Sin su determinación, la Colombia que hoy se abre ante nuestros ojos, plural, inclusiva, con intenciones claras de paz y comprometida con los derechos de las mujeres en toda su diversidad, no sería posible”.

Por su parte, María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, destacó que "este documental es una forma innovadora de conectar, empatizar, dignificar y de reconocer el increíble trabajo que las mujeres han realizado en el conflicto. Lo que las mujeres colombianas en su diversidad han vivido está plasmado aquí para dar el ejemplo al mundo de heroísmo, empatía y solidaridad".

Rodaje del documental Cuando las Aguas se Juntan.
ONU Mujeres Colombia
Rodaje del documental Cuando las Aguas se Juntan.

 

Historias de sanación y perdón

En el documental se destaca el relato de sanación y perdón de las integrantes de la Asociación de Mujeres del Oriente Antioqueño, quienes cuentan cómo se ayudan unas a otras a superar el duelo.

“Para nosotros fue impresionate re-conocernos en la pantalla con tantas mujeres, muchas a las que no conocíamos y con las que coincidimos en la lucha por la defensa de la vida, la justicia y la paz, sin importar el territorio todas compartimos ese objetivo común a lo largo de los años esperando que a las nuevas generaciones no les toque repetir la historia”, dice Clemencia López, de la Mesa de Organizaciones de mujeres de Soacha. 

También se da a conocer una escuela en el departamento del Chocó para mujeres que quieren hacer política. “Ellas nos hacen su reflexión sobre lo difícil que es para las mujeres ingresar a la vida pública, permanecer en ella y los obstáculos que enfrentan. Es el reflejo de la inequidad de género en nuestro país”, dice Margarita.

La pieza audiovisual cuenta, además, las historias de vida de Fátima y Yuli, dos mujeres aguerridas que han vivido el conflicto desde dos orillas distintas: una luchando para que los grupos alzados en armas no se lleven a sus hijos reclutados y la otra insistiendo en que la economía de la hoja de la coca debe transformarse en colectivo.

“Sin duda, con este documental aprendí del valor de la resistencia, de la perseverancia. Aprendí que solas no hacemos nada; que solo cuando las aguas se juntan y se crecen, somos capaces de fluir y transformar”, concluye Margarita, para quien este documental es uno de los más importantes de su carrera.

*El documental Cuando las Aguas se Juntan, que destaca el papel transformador que tiene la participación de las mujeres en la consecución de la paz, está en cartelera a nivel nacional en Colombia y tendrá funciones en Argentina, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Madrid, México, Perú y Venezuela.  

Reportaje producido por Paola Rojas Camacho para Noticias ONU.