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Antecedentes de una crisis: En Sudán se juega mucho para toda África
La actual violencia en Sudán ha causado la muerte de cientos de personas, ha herido a miles más y ha sumido a millones en una crisis humanitaria de grandes proporciones.
La crisis que asola a Sudán ocupando los titulares de las noticias mundiales no ha surgido de la noche a la mañana, sino que es la continuación de una serie de sucesos que han desestabilizado al país en los últimos dos años. Para entenderla mejor, Noticias ONU ha hecho un resumen de estos acontecimientos:
Desde el derrocamiento del expresidente Omar Hassan El-Bashir en abril de 2019, en Sudán se ha producido una turbulenta transición hacia un gobierno civil. El gobierno de transición liderado por civiles se estableció más tarde ese año, a través de un acuerdo de poder compartido entre líderes militares y civiles, pero fue derrocado por un golpe militar en octubre de 2021.
A partir de entonces, el país ha estado sin un gobierno dirigido por civiles.
Un proceso político posterior facilitado conjuntamente por las Naciones Unidas, la Unión Africana y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) resultó en la firma de un acuerdo en diciembre de 2022 entre el ejército y algunos actores políticos civiles clave, impulsando los esfuerzos destinados a restaurar una democracia y un gobierno civil.
Al mismo tiempo, la economía del país ha tenido problemas y han aumentado los enfrentamientos entre comunidades y otros actos de violencia armada, con la población civil pagando el alto precio de numerosas vidas perdidas y viviendas destruidas en la región de Darfur y los estados de Kordofán del Sur y Nilo Azul.
La continua crisis política agudizó la marginación y los agravios políticos, así como los conflictos no resueltos sobre la propiedad de la tierra, todo esto en el tercer país más grande de África, con 48 millones de habitantes.
Desafíos complejos
Los desafíos que enfrenta Sudán son muchos y entre ellos destacan las necesidades humanitarias y económicas apremiantes; la falta de seguridad, justicia y respeto de los derechos humanos; y la urgencia de lograr la paz y el avance de la transición democrática.
Pese a estos retos, el proceso político continuó avanzando a principios de año, tras la firma del acuerdo marco en diciembre de 2022, con los esfuerzos enfocados en resolver los asuntos pendientes que allanarían el camino para un acuerdo político final.
Apenas en marzo, el representante especial del Secretario General para Sudán, Volker Perthes, informó que las partes interesadas sudanesas estaban “más cerca que nunca” de un acuerdo y el regreso a un gobierno civil.
Descarrilamiento de las conversaciones políticas
Sin embargo, esas esperanzas se desvanecieron cuando estallaron los combates el 15 de abril entre las Fuerzas Armadas de Sudán, a cargo del general Abdel-Fattah Al-Burhan, y las Fuerzas de Apoyo Rápido, dirigidas por el general Mohamed Hamdan Dagalo, que han dejado cientos de muertos y miles de heridos.
Incluso antes de que comenzaran los combates actuales, las necesidades humanitarias en Sudán habían alcanzado niveles récord, con 15,8 millones de personas -aproximadamente un tercio de la población total-, necesitando asistencia humanitaria este año.
Las hostilidades en curso han provocado una grave escasez de alimentos, agua, medicamentos y combustible, mientras que el precio de los artículos esenciales, incluido el transporte, se ha disparado.
El país también alberga a más de un millón de refugiados y solicitantes de asilo de Sudán del Sur, Eritrea, Siria, Etiopía, República Centroafricana, Chad y Yemen.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha pedido a las partes que cesen de inmediato las hostilidades y permitan que todos los civiles evacúen las zonas afectadas por los combates.
La ONU en Sudán
La ONU ha estado apoyando la transición democrática sudanesa a través de los esfuerzos de la Misión Integrada de Asistencia de la ONU para la Transición en Sudán (UNITAMS), una misión política especial encabezada por Volker Perthes.
Si bien cientos de miembros del personal de la ONU y sus familias han sido reubicados temporalmente dentro de Sudán o en otros países, la Organización se ha comprometido a continuar su trabajo de salvar vidas operando desde dentro y fuera del país, y centrándose en las prioridades inmediatas de un alto el fuego sostenido con un mecanismo de monitoreo, así como en un retorno a las negociaciones políticas y el alivio del sufrimiento humano.