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Un futuro habitable para todos es posible si tomamos medidas climáticas urgentes
“El informe de los informes” sobre medio ambiente destaca las numerosas opciones que pueden adoptarse ahora para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse al cambio climático provocado por el hombre. La acción de los gobiernos es clave para frenar el aumento de las temperaturas.
Elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el estudio Cambio climático 2023: informe de síntesis, publicado el lunes tras una semana de sesiones en Interlaken, Suiza, pone de manifiesto las pérdidas y daños que se están produciendo y que se prevé que continúen produciéndose en un futuro próximo, y que están afectando con especial dureza a las personas y ecosistemas más vulnerables.
Las temperaturas ya han aumentado 1,1 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, como consecuencia de más de un siglo de quema de combustibles fósiles, así como de un uso desigual e insostenible de la energía y el suelo. Esto ha dado lugar a fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e intensos que han causado impactos cada vez más peligrosos sobre la naturaleza y las personas en todas las regiones del mundo.
Se prevé que la inseguridad alimentaria e hídrica provocada por el clima aumente con el calentamiento: cuando los riesgos se combinan con otros fenómenos adversos, como pandemias o conflictos, se vuelven aún más difíciles de gestionar.
El tiempo apremia, pero hay un claro camino a seguir
Si se quiere mantener la temperatura a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, será necesaria una reducción profunda, rápida y sostenida de las emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores durante esta década, señala el informe. Para que este objetivo tenga alguna posibilidad de alcanzarse, las emisiones deben reducirse ahora y casi a la mitad de aquí a 2030.
La solución propuesta por el IPCC es el "desarrollo resiliente al clima", que implica integrar medidas de adaptación al cambio climático con acciones para reducir o evitar las emisiones de gases de efecto invernadero de forma que se obtengan beneficios más amplios.
Algunos ejemplos son el acceso a energías limpias, la electrificación con bajas emisiones de carbono, la promoción del transporte con cero o pocas emisiones y la mejora de la calidad del aire. Los beneficios económicos para la salud de las personas derivados únicamente de tomar esta última medida serían aproximadamente los mismos, o incluso mayores, que los costes de reducir o evitar las emisiones.
"Las mayores ganancias en bienestar podrían provenir de dar prioridad a la reducción del riesgo climático para las comunidades de bajos ingresos y marginadas, incluidas las personas que viven en asentamientos informales", dijo Christopher Trisos, uno de los autores del informe. "La acción climática acelerada sólo será posible si se multiplica la financiación. Una financiación insuficiente y desajustada está frenando el progreso".
Los gobiernos son clave
En el informe se hace hincapié en el poder de los gobiernos para reducir los obstáculos a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, mediante financiación pública y señales claras a los inversores, y la ampliación de medidas políticas de eficacia probada.
Los cambios en el sector alimentario, la electricidad, el transporte, la industria, los edificios y el uso del suelo se destacan como vías importantes para reducir las emisiones, así como la adopción de estilos de vida bajos en carbono, que mejorarían la salud y el bienestar.
"La transformación tiene más probabilidad de éxito cuando hay confianza, cuando todos colaboran para dar prioridad a la reducción de los riesgos y cuando los beneficios y las cargas se reparten equitativamente", declaró el presidente del IPCC.
"Este Informe de síntesis subraya la urgencia de tomar medidas más ambiciosas y muestra que, si actuamos ahora, todavía podemos asegurar un futuro sostenible habitable para todos", añadió Hoesung Lee.
Hacia el objetivo de cero emisiones
En un mensaje de vídeo publicado el lunes, el Secretario General de la ONU, António Guterres, describió el informe como una "guía práctica para desactivar la bomba de relojería climática".
La acción climática es necesaria en todos los frentes: "todo, en todas partes, todo a la vez", declaró, en una referencia a la ganadora del Oscar a la mejor película de este año.
El jefe de la ONU ha propuesto al grupo de economías altamente desarrolladas del G20 un "Pacto de Solidaridad Climática", en el que todos los grandes emisores harían esfuerzos adicionales para reducirlas, y los países más ricos movilizarían recursos financieros y técnicos para apoyar a las economías emergentes en un esfuerzo común para garantizar que la temperatura global no aumente más de 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
Guterres anunció que va a presentar un plan para impulsar los esfuerzos para alcanzar el Pacto a través de una Agenda de Aceleración, que implica que los líderes de los países desarrollados se comprometan a llegar a cero emisiones netas lo más cerca posible de 2040, y los países en desarrollo lo más cerca posible de 2050.
La Agenda exige el fin del carbón, la generación cero de electricidad para 2035 en todos los países desarrollados y para 2040 en el resto del mundo, y el fin de todas las licencias o financiación de nuevos yacimientos de petróleo y gas, y de cualquier expansión de las reservas de petróleo y gas existentes.
Estas medidas, continuó el líder de la ONU, deben ir acompañadas de salvaguardias para las comunidades más vulnerables, el aumento de la financiación y las capacidades para la adaptación y las pérdidas y daños, y la promoción de reformas para garantizar que los bancos multilaterales de desarrollo proporcionen más subvenciones y préstamos, y movilicen plenamente la financiación privada.
De cara a la próxima conferencia sobre el clima, que se celebrará en Dubai del 30 de noviembre al 12 de diciembre, Guterres dijo que espera que todos los líderes del G20 se hayan comprometido a nuevas y ambiciosas contribuciones determinadas a nivel nacional para el conjunto de la economía, que abarquen todos los gases de efecto invernadero, y que indiquen sus objetivos de reducción absoluta de emisiones para 2035 y 2040.