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Una agencia de la ONU lleva comida a medio millón de afectados por el terremoto en Turquía y Siria

Además, las caravanas con diversos suministros vitales continúan entrando a Siria a través de dos cruces fronterizos. También se amplían las operaciones en las comunidades rurales para que mantengan la producción agrícola básica. La ONU se compromete a mantener la asistencia en Siria y Turquía mientras haya necesidades.

Las agencias de las Naciones Unidas continúan ampliando sus trabajos de asistencia a los damnificados del terremoto que asoló a Turquía y Siria el pasado 6 de febrero, dejando a ambos lados de la frontera una devastación cuya magnitud aún no se termina de cuantificar. Las evaluaciones preliminares estiman que más de 15 millones de personas habrían sido afectadas en Turquía, mientras que en Siria las víctimas sumarían 8,8 millones se han visto afectadas.

El Programa Mundial Mundial de Alimentos (PMA) informó que ha llegado ya a cerca de medio millón de personas con comidas calientes, paquetes de víveres listos para el consumo y raciones familiares.

Además de distribuir la ayuda alimentaria, el personal del organismo valora las necesidades y apoya la logística de otros socios humanitarios desde las primeras horas que siguieron al desastre.

La directora regional del PMA para Medio Oriente, Corinee Fleischer, relató que las familias afectadas han calificado la comida que reciben como “un salvavidas” que les permite mantener alimentados a sus hijos. “Hemos escalado rápidamente la asistencia y todos los días llegan solicitudes de más alimentos de los municipios y las comunidades. Estamos ahí para socorrerlos, pero el PMA no puede hacerlo solo. Exhortamos con urgencia a que nos proporcionen fondos que nos permitan llegar a los necesitados”, apuntó.

En Siria, el Programa brinda ayuda de emergencia en las ciudades golpeadas por el terremoto y ha reanudado su distribución regular para 5,5 millones de personas cada mes luego de una breve pausa después del siniestro. La asistencia mensual periódica, en especie o en efectivo, beneficia a 1,4 millones de personas en áreas del noroeste del país donde no tiene control el gobierno.

La agencia detalló que del 13 al 16 de febrero, cruzaron al noroeste sirio 52 camiones con insumos alimentarios a través de los cruces de Bab al-Hawa y Bab al-Salam.

Siria ya registraba niveles alarmantes de necesidad debido a los doce años que dura ya el conflicto armado, que ha dejado a más de doce millones de personas en situación de inseguridad alimentaria, 2,5 millones de las cuales en un punto grave. Además, 2,9 millones corren el riesgo de caer en esa situación.

Las operaciones seguirán mientras existan las necesidades

Con respecto a los suministros no alimentarios, el portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios informó este viernes en una conferencia de prensa en Ginebra que del 9 de febrero hasta ayer habían pasado ya 143 camiones con ayuda para Siria.

“Las operaciones continúan hoy, continúan durante el fin de semana y continuarán todos los días mientras existan las necesidades”, afirmó Jens Laerke.

El portavoz también señaló que los caminos de todos los puntos de cruce son transitables y se circular en ellos. “Yo mismo estuve en Bab al-Hawa hace un par de días, y los camiones efectivamente estaban cruzando”, abundó.

Familias desplazadas por el terremoto se alojan temporalmente en tiendas de campaña en Aziz, Siria.
OCHA

Producir alimentos

La labor humanitaria de la ONU no se limita a la distribución de bienes vitales sino que también prevé la reactivación de las comunidades afectadas para apoyar la recuperación de los países.

Así, la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) trabaja en Siria y Turquía con las comunidades rurales que han sido menos visibles en la crisis, pero que también fueron golpeadas y que ahora acogen a víctimas del terremoto provenientes de pueblos y ciudades cercanas.

La prioridad de la FAO en ambos países es garantizar que las comunidades rurales más afectadas puedan mantener y recuperar la producción de alimentos básicos y apoyar a las autoridades locales para evaluar los daños y las necesidades agrícolas a una escala más amplia.

El plan de trabajo de la agencia se centra en el suministro de insumos agrícolas como alimento para animales, semillas, plántulas, fertilizantes, combustible, herramientas y equipos; así como atención veterinaria, incluida vacunación del ganado; y transferencias de efectivo no condicionadas durante un periodo de uno a tres meses.

En tanto, realizará evaluaciones de daños y necesidades para definir las estrategias de recuperación y las acciones futuras.

Durante los años de conflicto en Siria, la FAO ha respaldado a las familias rurales afectadas por los combates. Para continuar sus trabajos, ha solicitado 122,6 millones de dólares que servirían para asistir a casi tres millones de personas. Este llamamiento formó parte del Plan de Respuesta Humanitaria para Siria de 2023, pero ahora las necesidades podrían haber aumentado con el terremoto.

Agua potable para evitar un desastre sanitario

Con respecto a la situación sanitaria en las zonas de la tragedia, la directora global de operaciones de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, Caroline Holt, destacó la urgencia de brindar agua potable, artículos de higiene, medicamentos y apoyo psicosocial.

“Con el cólera ya presente en Siria, el acceso al agua potable es absolutamente crítico para evitar ese segundo desastre potencial, ese segundo desastre de salud que está a un paso”, subrayó.

En el mismo tenor, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó entre las principales amenazas las enfermedades transmitidas por el agua y lanzó un llamamiento urgente 84,5 millones de dólares para responder a las necesidades sanitarias tras el terremoto tanto en Turquía como en Siria, advirtiendo que las necesidades siguen creciendo.

La respuesta de la OMS a las víctimas del sismo incluye el envío de medicamentos vitales y otros suministros médicos; la activación de su Red de Equipos Médicos de Emergencia para brindar servicios e insumos de salud esenciales para atender a los necesitados; enlace con los equipos de vigilancia de enfermedades y respuesta rápida para garantizar la vigilancia y detección continuas de enfermedades respiratorias, infecciosas y transmitidas por el agua, así como la preparación para cualquier brote; y apoyo a la respuesta psicosocial y de salud mental.