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El recrudecimiento de los combates en Sudán del Sur deteriora la situación humanitaria
La comunidad humanitaria pide el cese de la violencia en la nación africana. El reciente brote se produce tras otro desplazamiento masivo de civiles a mediados de noviembre en el estado del Alto Nilo. El desarraigo de larga duración afecta a más de 2,2 millones de personas que no pueden regresar a sus hogares.
Los recientes enfrentamientos violentos entre grupos armados en el Área Administrativa del Gran Pibor han provocado el desplazamiento de unas 30.000 personas, informó este jueves la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Un grupo de jóvenes armados del estado de Jonglei atacó el pasado sábado diversas comunidades del Área Administrativa del Gran Pibor, en el noreste del país. La violencia finalizó con el robo de ganado, la destrucción de propiedades y el desplazamiento de miles de personas.
Tras huir de las zonas de conflicto de Gumuruk y Lekuangole, unos 5000 desplazados internos, entre ellos mujeres y niños, consiguieron llegar a la ciudad de Pibor.
"La gente ya ha sufrido bastante. Los civiles -especialmente los más vulnerables: mujeres, niños, ancianos y discapacitados-, son los más afectados por esta prolongada crisis", declaró la coordinadora humanitaria para Sudán del Sur, Sara Beysolow Nyanti.
El reciente brote de violencia se produce después de otro desplazamiento masivo de civiles provocado por los enfrentamientos de mediados de noviembre de 2022 en el condado de Fashoda, en el estado del Alto Nilo.
La escalada afecta el reparto de ayuda humanitaria
En medio de las hostilidades, los organismos humanitarios siguen ayudando a los afectados por la violencia.
Durante una misión de reconocimiento de las operaciones humanitarias en Malakal, en el estado del Alto Nilo, la representante de UNICEF en el país, Hamida R. Lasseko, expresó su grave preocupación por los actuales acontecimientos, e indicó que la escalada de violencia provocó un efecto negativo en las ya saturadas actuaciones de socorro.
"Esto supone una presión adicional para la respuesta y los recursos humanitarios. Nos vemos obligados a priorizar las necesidades inmediatas de la población recientemente desplazada", añadió Lasseko.
9,5 millones de sudsudaneses precisarán ayuda humanitaria en 2023
La población de Sudán del Sur sigue sufriendo los efectos de años de inestabilidad social y política, inseguridad alimentaria y desastres climáticos como las inundaciones.
El actual conflicto, que incluye actos violentos a escala subnacional, afectó durante este año a miles de personas, provocando múltiples desplazamientos y la pérdida de vidas y medios de subsistencia.
"La violencia debe cesar” afirmó Nyanti. La coordinadora pidió que se respete el derecho internacional humanitario y la protección de civiles y trabajadores humanitarios.
"La impunidad es una de las causas que perpetúan el conflicto y la inseguridad. Es preciso que haya rendición de cuentas", subrayó.
OCHA calcula que durante 2023 cerca de 9,5 millones de personas necesitarán asistencia humanitaria y protección, y estima que 2,8 millones sufrirán violencia física, incluidas violaciones y otras formas de violencia de género.
El desplazamiento de larga duración afecta a más de 2,2 millones de personas que no pueden regresar a sus hogares. "Estoy profundamente preocupada por el continuo deterioro del bienestar físico y mental de la población, de su nivel de vida y de sus mecanismos de supervivencia", declaró Nyanti. "La paz es el requisito previo para que las personas puedan reconstruir sus vidas", añadió.
Al 28 de diciembre, la cobertura del Plan de Respuesta Humanitaria para 2022 alcanzó el 67,4%. Sudán del Sur sigue siendo el entorno más violento para los trabajadores humanitarios, seguido de Afganistán y Siria. Desde principios de 2022, nueve trabajadores humanitarios han muerto en acto de servicio en el país africano.