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El multilateralismo requiere actualizar las herramientas para afrontar la forma en que se libran los conflicto de hoy
El titular de la ONU afirma que los retos actuales del multilateralismo son los mismo de hace 76 años, pese a que existen nuevas amenazas a la paz y a que las conflagraciones se libran de manera diferente. Anuncia también la presentación próxima de una nueva Agenda de Paz.
El multilateralismo sigue enfrentando los mismos retos que cuando se fundó la ONU hace 76 años: guerras interestatales, terrorismo, seguridad colectiva dividida y limitaciones en el mantenimiento de la paz, aseveró este miércoles el Secretario General de las Naciones Unidas frente al Consejo de Seguridad.
“Durante los periodos más oscuros de la Guerra Fría, la toma colectiva de decisiones y el diálogo continuo en el Consejo de Seguridad mantuvieron un sistema funcional, aunque imperfecto, de seguridad colectiva, que ha impedido el conflicto militar entre las principales potencias, incluso hoy”, dijo António Guterres.
Sin embargo, “los conflictos han evolucionado dramáticamente”, añadió Guterres, aludiendo a las diferencias en la forma en que se libran las guerras actualmente, quiénes y dónde, y con armas letales más baratas y sofisticadas.
“La humanidad tiene la capacidad de aniquilarse por completo”, advirtió.
Argumentó que las conflagraciones hoy también contribuyen a la crisis climática y que las tecnologías digitales difunden información errónea y discursos de odio.
“El ciberespacio, las cadenas de suministro, la migración, la información, el comercio y los servicios financieros y las inversiones” sirven como armas, apuntó.
Guterres lamentó que los marcos para la cooperación mundial no hayan seguido el ritmo de esta evolución. “Nuestra caja de herramientas, normas y enfoques necesita actualizarse”, acotó.
Agenda de paz
El titular de la ONU anunció que el año próximo presentará una nueva Agenda de Paz para abordar esta falencia.
Adelantó que dicha Agenda tendrá una visión amplia y a largo plazo; planteará los desafíos de seguridad local, nacional, regional e internacional; y brindará la oportunidad de hacer un balance y cambiar de rumbo porque seguir haciendo las mismas cosas no quiere decir que todo seguirá igual.
Al contrario, “en un mundo donde la única certeza es la incertidumbre, quiere decir que casi seguramente todo empeorará”, abundó.
Además, la Agenda articulará el trabajo de la Organización en materia de paz y seguridad; establecerá un enfoque integral para la prevención; vinculará la paz, el desarrollo sostenible, la acción climática y la seguridad alimentaria; y considerará cómo la ONU debe adaptarse a las ciberamenazas, la guerra de información y otras formas de conflicto.
También buscará que los Estados miembros refuercen las soluciones multilaterales y gestionen la competencia geopolítica; establezcan nuevas normas, reglamentos y mecanismos de rendición de cuentas; y analicen cómo comprometerse con actores no estatales.
Acciones pioneras
“La Iniciativa de Granos del Mar Negro muestra que las Naciones Unidas todavía tienen un papel único e importante en la intermediación de soluciones a los desafíos globales”, sostuvo Guterres, instando a los Estados miembros a “construir y expandir estos enfoques innovadores”.
Señaló que este año, la Asamblea General aprobó muchas resoluciones importantes, incluidas las referentes a la guerra en Ucrania, el derecho a un medio ambiente saludable y el uso del veto del Consejo de Seguridad.
En el contexto del multilateralismo, llamó la atención sobre la cumbre bienal propuesta entre el Consejo Económico y Social (ECOSOC), los Jefes de Estado y de Gobierno del G20, la Secretaría General de la ONU y las instituciones financieras internacionales, como “un paso importante hacia una mejor coordinación de la gobernanza mundial y la creación de un sistema financiero mundial que se adapte al mundo de hoy”.
“El desafío por delante es claro (…) salvar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra (…) con un multilateralismo revitalizado que sea efectivo, representativo e inclusivo”, agregó.
Desafíos demasiado grandes
Por su parte, el presidente de la Asamblea General de la ONU, Csaba Kőrösi, aseguró que el mundo se encuentra en una encrucijada histórica en la que las reglas, normas, instrumentos e instituciones internacionales que han guiado las relaciones durante más de 75 años enfrentan retos profundos, existenciales y de relevancia “en el momento en que más los necesita el mundo”.
Añadió que la pandemia de COVID-19 y la crisis climática, la deuda prolongada y las emergencias alimentarias y energéticas, son desafíos globales “demasiado grandes para que una nación los maneje sola”.
“Nuestra única esperanza es siempre encontrar una solución multilateral”, puntualizó.
Asamblea y Consejo
Sin embargo, la inacción y las marcadas divisiones geopolíticas han impedido respuestas y avances en el Consejo de Seguridad, deploró Kőrösi.
Subrayó que lo que se espera del Consejo es que actúe por el bien de todos y defienda la Carta de la ONU, y preguntó si estas divisiones seguirán eclipsando la capacidad colectiva de ese órgano para mantener la paz y la seguridad internacionales.
Para que la ONU demuestre su relevancia, debe encontrar soluciones, continuó el presidente de la Asamblea.
Según Kőrösi, el veto en el Consejo ha abierto una puerta para una nueva forma de colaboración y rendición de cuentas, ya que la Asamblea General se ha visto obligada a actuar cuando existe un bloqueo en el órgano de seguridad.
“Convocaré un debate formal sobre el uso del veto en la Asamblea General en 2023 (…) y sobre cómo lograr que nuestros dos órganos trabajen más juntos, en el desempeño de sus funciones, en apoyo tanto de la paz como de la prosperidad”, informó Kőrösi, destacando la importancia de que ambos órganos sumen fuerzas para garantizar la seguridad y el bienestar, al igual que la entrega de ayuda humanitaria, además de impulsar procesos de paz inclusivos y asegurar la protección contra la violencia sexual relacionada con los conflictos.